Una vez más, una artista pop hace un giro en su estilo para explorar con la música country. Lo hemos visto con Madonna, Lady Gaga, Miley Cyrus y más. Usualmente, esto viene acompañado con canciones honestas, sin grandes adornos y la clásica frase: "Este es mi disco más personal".
Sin embargo, en el caso del nuevo disco de Beyoncé, Cowboy Carter, este giro parece más una reclamación, un manifiesto de principios y un proyecto de pasión. Un extenso material donde la artista se enfrenta a un género que no siempre recibe a todos con los brazos abiertos.
Beyoncé toma las riendas del country en Cowboy Carter
La exploración de Beyoncé con el country no es algo nuevo ni difícil de entender. Nacida en Houston, Texas, la artista creció con las influencias de este género que nació de las clases trabajadoras de Estados Unidos y cuya historia es bastante compleja.
Aunque hoy se asocia el country con los blancos de Estados Unidos, la verdad es que sus orígenes también tienen influencias africanas y múltiples artistas afrodescendientes fueron pioneros en el género.
Es precisamente esto lo reclama Beyoncé en Cowboy Carter, un disco que la ve explorando la escena musical que hace años se negó a recibirla. En la carta de apertura, Ameriican Requiem, la artista repasa un incidente que ocurrió hace unos años en los Premios de Música Country.
En 2016, la cantante se presentó junto a The Chicks (ex Dixie Chicks) para interpretar el tema country de su aclamado disco Lemonade. Sim embargo, algunos miembros más conservadores cuestionaron su aparición, afirmando que alguien como ella no tenía nada que hacer ahí.
Ese rechazo, el darle la espalda a una mujer negra en una "escena musical blanca", fue lo que inspiró a Beyoncé a crear Cowboy Carter. Un disco de 27 canciones, cerca de 80 minutos de duración, donde se apodera del género, no para modernizarlo, sino para enfatizar que las personas como ella siempre fueron parte del country.
El resultado es una importante declaración en el que Beyoncé deja que su voz tome el protagonismo. Asimismo, un importante paso para distinguirse como compositora, siendo de los trabajos más personales en su carrera.
Las canciones de Cowboy Carter
Como si fuera una estación de radio country, Cowboy Carter se divide en distintos actos marcados por los interludios de estrellas invitadas. Tal es el caso de la leyenda del country, Dolly Parton, quien presenta una nueva versión de su clásico, Jolene, en la voz de Beyoncé.
Sin embargo, esta versión cambia el sentido de súplica de la original y la transforma en una advertencia para Jolene. Beyoncé deja claro en la balada country que ella no está jugando y habla bastante en serio al defender a su familia.
El disco también incluye una nueva versión de Blackbird, la icónica balada de The Beatles que Paul McCartney escribió durante el Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Gran parte del disco ve a Beyoncé jugando entre baladas sentimentales sobre ser una madre, reflexionando sobre su pasado familiar, lamentando las tensiones raciales y sociales en Estados Unidos y declarando su amor por su esposo. Un punto destacado es su colaboración con Miley Cyrus, II Most Wanted, que celebra las voces de ambas.
Sin embargo, al igual que el primer acto en este proyecto de trilogía, Renaissance, hay mucho espacio para divertirse. Spaghetii, Bodyguard, Levii's Jeans, la exitosa Texas Hold 'Em y el punto más alto, YA YA, muestra que parte de Beyoncé solo quiere divertirse con este género y no necesariamente revolucionarlo.
¿Cómo se posiciona en su discografía?
Originalmente, Beyoncé partiría con este disco la trilogía que finalmente dio inicio con Renaissance en 2022. Un cambio que se dio después de la pandemia y la necesidad que esto provocó de tener música bailable para disfrutar tras el confinamiento.
Aunque no fue el plan inicial, Cowboy Carter, es un gran segundo acto que nos deja conocer otra faceta más de Queen B y que también nos recuerda lo divertida que puede ser su música cuando ella misma parece estar divirtiéndose sin la presión de tener que modernizar todo un género.
Como suele ocurrir con la música country, especialmente para fanáticos latinoamericanos, este disco no será para todos. Con casi una hora y veinte minutos de duración, muchos no se subirán a este caballo, especialmente con un género que suele poner barreras.
Sin embargo, cuando dejas de lado la barrera de los géneros musicales, la verdad es que encuentras un disco indispensable de este año. Un álbum que, nuevamente, nos demuestra que es Beyoncé la que lleva las riendas de su carrera.