Hay etapas muy marcadas para The Beatles. Los liderados por Paul McCartney y John Lennon siempre fueron pioneros en cualquier aspecto que se te ocurra, incluso en la sentimentalidad disfrazada de poesía y metáfora. Una demostración de sinceridad que realmente era la base de todo.
La personalidad del grupo debía permanecer en armonía debido a las fuertes situaciones personales de cada uno de sus miembros. Unas que vivían en solitario, pero, al mismo tiempo, veían desarrollarse frente a ellos constantemente. Eso fue exactamente lo que Paul McCartney notó en su eterno mejor amigo, el difunto John Lennon.
Una de las canciones más oscuras que preocupaba a Paul McCartney
Si hablamos de canciones melancólicas y realmente dolorosas, en el caso del cuarteto prodigioso de Liverpool, la grandilocuencia de esta expresión estaba en los trasfondos más personales de cara a su sentido. En el tema Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey, esta característica preocupó al propio Paul.
De nuevo, esta noción de peligro obedece a motivos desconocidos en dichos momentos, pero, como confesaría el artista que volvió loco al Estadio Nacional hace poco: “John estaba empezando a consumir drogas más fuertes que las que nosotros habíamos probado, y sus canciones comenzaron a incluir más referencias a la heroína“, reveló.
Con esto, McCartney no buscaba desmarcarse del consumo de sustancias recreativas, sino que, en sus palabras: “Hasta ese momento, habíamos hecho referencias bastante suaves y ambiguas a la marihuana o el LSD. Pero ahora John comenzó a hablar sobre arreglos y monos, un lenguaje más crudo en el que el resto de nosotros no estábamos involucrados“, finalizó.
Admitiendo un gran pesar y preocupación en su manera de apreciar a su mejor amigo, Paul fue enfático. Con esto cerró todo lo referente con la canción que se encontraba en el White Album de 1968.