Probablemente, si escuchas la palabra "emo", pienses en ojos delineados, uñas negras y ropa negra. Un imaginario que se ha repetido muchas veces, pero que obedece a algo más amplio e histórico. El día de hoy (19 de diciembre), se celebra oficialmente el día de esta subcultura, la cual ha tenido muchas olas y generaciones.
Partiendo desde los años 80, los primeros indicios del emo son difusos. Al igual que definir que entra como emo y que no, es difícil apuntar a inicios marcados. Lo que sí sabemos con mucha certeza es que el legado cultural de este movimiento se expande a diferentes ramas y disciplinas. Saliendo absolutamente de lo pasajero.
Los inicios del emo
Es difícil rastrear el verdadero comienzo de una sonoridad ligada a algo tan masivo y poco encasillable. Obnubilados por un sonido relacionado con el punk y el hardcore, los comienzos de todo a menudo se los relaciona con Rites Of Spring. Musicalmente similares a los riffs sucios del post-hardcore, fue el lirismo personal lo que los llevó a ser elegidos como los padres del emo, líderes de la primera ola.
Desde incluso los inicios, se sentía un rechazo al término "emo". Una definición que tiene que ver con lo emocional y lo personal, algo que, por ejemplo, para el vocalista de Rites Of Spring, jamás le agradó la la palabra.
Para el también por un tiempo voz principal de Fugazi, simplemente no tenía ningún sentido: "La razón por la que creo que es tan estúpido es que ¿Bad Brains no fueran emocionales? ¿Qué, eran robots o algo así? Simplemente, no tiene ningún sentido para mí”, declaró en su momento.
Desde aquellos lejanos finales de los 80 con bandas como Embrace, Beefeater o Dog Nasty, esta emocionalidad comenzó a formar escena, seguidores, tendencias y normas.
Cargando hasta los 90, con bandas totalmente formadas desde esta premisa como Sunny Day Real Estate, Piebald, Cap’n Jazz, The Promise Ring o American Football (en una vereda mucho más midwest) los cuales pulieron los bordes más retorcidos de ese sonido emo temprano y amplificaron la emoción en el proceso, siendo denominados como la segunda ola.
El peak del emo y su época mainstream
La nueva reinvención del movimiento, fue ciertamente el peak de popularidad. Partiendo con el inicio de los 2000, Jimmy Eat World, Saves The Day y Brand New fusionaron su punk descuidado y su lirismo mordaz con un sentido de la melodía y la estructura del pop.
Por otra parte, grupos más post-hardcore y con tendencias al screamo como Thursday demostraron que todavía había vida en el underground más pesado.
Lo que vendría es la fotografía social que podríamos nombrar como la llegada del emo al mainstream. La unión del pop, con los riffs más afilados, pero melódicos del post hardcore, dieron la bienvenida a proyectos como My Chemical Romance, Paramore o Fall out Boy. Agrupaciones que suavizaron al público y abanderaron a la juventud.
Con grandes himnos y locura absoluta por estos conjuntos, el emo llegó al mainstream mientras que la rama más underground comenzaba a resentir este esporádico crecimiento.
Es una era que a innumerables puristas les gusta rechazar, pero que vio al género despegar como nunca antes. Desde una gran rotación en MTV, hasta convertirse finalmente en parte del léxico cultural más amplio, los años 2000 llevaron al emo más lejos que nunca.
El revival del emo y su actualidad
Estas agrupaciones comenzaron a desvanecerse en su propio estrellato o separarse. Pasando a sonidos derechamente pop rock o dejando de lado los sonidos más crudos, por un gusto radial.
Desde allí, todo llegó de vuelta al underground. La idea de darle un giro de tuerca al género encontró aliados en Basement, Touche Amore, Modern Baseball o Title Fight. Estos comenzaron a juntar a la notoriedad sentimental, con la relegada agresividad del hardcore, procurando darle una inyección de vida y revestimiento consciente.
En la década pasada, con popularidad mundial, la banalidad y lirismo performativo sexista como el del pop punk en su momento, hicieron que estas nuevas bandas, tuvieran que repensar las cosas. Desde allí han nacido proyectos que se fusionan entre sí. Con honestidad, basada en la pura idea de plasmarla a través de mezclas más modernas.
Una bandera que, a diferencia de los inicios del género, ya no busca renegar. Busca defender al emo, hacerlo evolucionar y obtener un sentido de orgullo por él.
Hoy el día del emo celebra a las personas y aportes que lo han formado. Independientemente de la época o el momento que los vio entrar a una de las subculturas más maltratadas, pero resilientes en las conversaciones y círculos, tanto musicales, como sociales.