Hay música electrónica para los pies. Esa se baila. Hay electrónica para el cerebro. Esa se escucha y analiza. El dúo francés AIR hace electrónica para la piel. Esa se siente.
Formada en 1995 por los músicos de Versalles, Francia, Nicolas Godin y Jean-Benôit Dunckel, la dupla se hizo camino en un principio a través del boca a boca de la escena independiente y electrónica francesa.
Su apuesta por un sonido análogo y calmo funcionaba como un complemento o un contraste perfecto para la escuela de house que dio origen al fenómeno global de Daft Punk. Si sus contemporáneos dominaban el sonido de los viernes y sábados por la noche, AIR dominaba el de los domingos por la mañana.
Tres años más tarde, el disco Moon Safari los convirtió en un éxito internacional. Con elementos de la electrónica futurista de los setenta, la sensualidad decadente de Serge Gainsbourg, el pop de Burt Bacharach y bandas sonoras de autores como Ennio Morricone, Lalo Schfrin y Francis Lai, el álbum funciona como un viaje perfecto e, donde cada pieza parece haber sido creada para estar en el lugar que ocupa.
Desde el año pasado, Godin y Dunckel se encuentran embarcados en una gira que celebra los 25 años de la aparición de este LP que marcó los sonidos del cambio de milenio.
Conversamos con los músicos durante el paso de esa gira por Chile, antes de su presentación en Fauna Primavera el viernes 8 de noviembre, un show de factura impecable y pulcra, favorecido también por el desempeño del baterista acompañante, Louis Delorme, y un despliegue de efectos visuales pensados para embarcar a la audiencia en un viaje espacial pop.
Con inspiración de Stevie Wonder y : AIR recuerda Moon Safari
Cuál ha sido su relación con Moon Safari a lo largo de los años. ¿Siempre les ha gustado? ¿Lo han odiado alguna vez? ¿Cómo se sienten ahora que están celebrando este 25to aniversario?
Nicolas: Bueno, al comienzo de nuestra carrera estábamos muy contentos con Moon Safari, pero pasó mucho tiempo desde que estuvo terminado hasta que se lanzó. Entonces, cuando salió al mercado, nuestra mente se dirigió hacia otro tipo de música. Así que ahora, con todos estos años, aceptamos el álbum tal como es y es un álbum maravilloso.
¿De dónde viene su interés por el sonido de estos instrumentos electrónicos análogos?
Jean-Benôit: Sabes, creo que cuando eres músico, tienes tus propios instrumentos en tu estudio, y es como tener un jardín con flores y árboles. Y así desarrollas tu propio jardín, cultivas tus propias flores y tus propias cosas. Y haces lo mismo con los instrumentos.
Teníamos los instrumentos que nos gustan, que sentimos y aprendimos canción tras canción. Aprendimos cómo producirlos, cómo tocarlos. Entonces dibujamos e hicimos un cierto tipo de sonido con estos instrumentos porque simplemente los sentíamos, los amábamos.
Y así, en estos sonidos, nos han inspirado otros artistas. Como, por ejemplo, la música negra, como Stevie Wonder, porque usa muchos teclados. Y también nos han influido las bandas sonoras, de Ennio Morricone, Lalo Schiffrin, y ese tipo de cosas.
Y además, también estaba la escena electrónica de Kraftwerk, que nos gustó mucho. Entonces todo fue como, ya sabes, mezclamos todo y tomamos lo que nos gustaba en este tipo de sonido.
¿Se sorprendieron con el éxito de Moon Safari?
Nicolas: Sí, porque justo antes estábamos en este tipo de escena electrónica underground en París, y de repente nos convertimos en algo convencional. Fue muy extraño.
No éramos profesionales, éramos estudiantes y de repente estamos en el negocio de la música. Es muy extraño. El primer show que hicimos, el primer concierto fue en Seattle, frente a 2.000 personas. Y nunca hice un concierto en mi vida, ¿sabes? Entonces, fue extraño.
Así funciona la cocina creativa de AIR
¿Cómo deciden cuándo volver a trabajar como dúo? ¿Tienen que tener alguna idea que los motive a ambos? ¿Tienen una planificación o simplemente fluyen?
Jean-Benôit: Creo que una canción es un buen momento. Es como un buen momento y una experiencia feliz en la música. Así que sólo tenemos que capturar eso, y en realidad no hay reglas.
Así que cada vez que esperamos que algo suceda, no sucede. Cada vez que componemos algo antes, no suena bien. Creo que lo mejor es una especie de mezcla, una especie de cocina entre unos y otros.
Y lo que hacemos es grabar mucho y luego tirar mucho a la basura. Y hay algunas pistas que sobreviven supervivencia, y esas son las pistas que ustedes conocen.
AIR reflexiona sobre la implementación de IA
¿Han estado siguiendo el desarrollo de la tecnología aplicada a la música? ¿Qué opinan específicamente sobre las posibilidades o quizás las limitaciones de la inteligencia artificial en la música?
Nicolas: No sé. Creo que a la música comercial la reemplazará. Para jingles, o para música de restaurantes, o música que necesita un propósito, como en la publicidad, no lo sé.
Pero en el caso de los artistas, no estoy seguro. Ahora mismo ese habla hablando de lo que la IA hace por los Beatles, por ejemplo. Suena como The Beatles, pero no se parece en nada a The Beatles.
No hay alma en ello. Así que creo que lo que hay que hacer en una buena canción es ponerle algo personal. Y resumir todas tus experiencias que tienes desde que naciste hasta el día que haces la canción. Además hay que ponerle una chispa de vida. Y eso es lo más difícil de hacer, ponerle esta pequeña energía de vida.
Una cosa que llama la atención cuando se trata de música de AIR es que es una música sin edad, no tiene este elemento de identidad generacional, de rebelión juvenil presente en el rock and roll. ¿Comparten esa sensación?
Nicolas: Sí, el objetivo principal cuando lo hacíamos era hacer algo atemporal. Y tampoco queríamos asociar la grabación con una época. Por eso al principio no tocábamos la batería. Y creo que sólo los años pueden decirnos si logramos hacerlo atemporal. Y creo que lo hicimos.