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Desde Morrisey hasta Romeo Santos: Estas son las exigencias más excéntricas hechas por artistas en el Festival de Viña del Mar

Si se trata de artistas, nunca se sabe qué tanto pueden llegar a exigir y en el Festival de Viña del Mar han pedido de todo.

Festival de Viña del Mar
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El Festival de Viña del Mar es una instancia donde los grandes artistas se unen para llevar a cabo uno de los más importantes en Latinoamérica. Al certamen han venido estrellas de talla mundial, por lo tanto, no es difícil entender que sus exigencias también sean de dicho nivel.

Hemos tenido de todo, desde grandes locaciones, hasta beneficios algo más específicos. Siempre es sorprendente el saber que piden los invitados, sobre todo cuando hablamos de nombres tan especiales.

Las exigencias más excéntricas por artistas en el Festival de Viña del Mar

Uno de los artistas más famosamente complicados de tratar es, claramente, Morrissey. El exlíder de The Smiths es una de las personalidades más confrontacionales y polémicas. Además de desnudarse en el escenario, no pasó desapercibido.

El inglés pidió que no hubiese nada de carne en su camarín o entorno. El autor de “Please, Please, Please Let Me Get What I Want”, es un conocido activista vegano, por lo que su rigurosidad con este tema es absoluta. También solicitó que cuando él hiciera ingreso al recinto, ninguna persona de la producción estuviera cerca.

Festival de Viña del Mar
Romeo Santos en vivo. Foto: Getty Images.

Otra sonada exigencia fue la del puertorriqueño Marc Anthony, quien requirió un camarín con paredes blancas y poder contar con 20 toallas negras. Asimismo, solicitó una botella de vino que costó $200.000.

En la edición del 2015 del Festival de Viña del Mar, Romeo Santos, requirió dos estatuas de león de oro de un metro de alto. Esto, supuestamente, para que resguardaran su camarín, según informó FM Dos. El ex Aventura fue capaz de poner a bailar a toda la Quinta, pero a que precio. 

La versión del año pasado presentó una enorme sorpresa, debido a que el artista de música clásica, Andrea Bocelli, hizo vibrar al monstruo. Una presentación que también requirió de las exigencias más locas en dicho año. El italiano pidió una pelota de pilates y un teclado.


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