Los psicodélicos se han mostrado muy prometedores en el tratamiento de una variedad de afecciones de salud mental. Desde el trastorno de estrés postraumático hasta la depresión, pero no están exentos de desventajas importantes.
Las personas que toman psicodélicos pueden experimentar malos viajes y efectos secundarios desagradables o peligrosos. Y las drogas pueden requerir mucho tiempo y ser arduas de administrar. "Estas drogas son muy efectivas, pero dan miedo, son caóticas e impredecibles", dice Dillan DiNardo, director ejecutivo de la empresa de desarrollo de drogas psicodélicas Mindstate Design Labs.
Mindstate, y muchas empresas similares, creen que han encontrado una solución: ¿Qué pasaría si los psicodélicos pudieran domesticarse y atenuarse. Modificarse para mantener sus beneficios psicológicos y al mismo tiempo reducir muchos de sus riesgos?
El uso de las drogas psicodélicas para la salud mental
Este enfoque podría, en teoría, mejorar las experiencias de los pacientes. Aumentar la eficacia de las drogas y hacer que los psicodélicos sean más aceptables para los reguladores de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Que a principios de este año asestó un golpe al movimiento legal de los psicodélicos. Al decir no aprobarían la MDMA para tratar el trastorno de estrés postraumático sin datos adicionales de seguridad y eficacia.
Según la revista Time, los psicodélicos clásicos, argumentan algunos defensores, vienen con demasiado equipaje. Pero estos medicamentos modificados de "próxima generación" pueden ser el futuro, dice Cosmo Feilding Mellen, director ejecutivo de Beckey Psytech, una empresa que trabaja en uno de eso medicamentos.
Se cree que los psicodélicos mejoran la salud mental al aumentar la neuroplasticidad, ayudar al cerebro a crecer y formar nuevas conexiones. La MDMA, conocida por promover la empatía y la apertura de mente, coloca a las personas en un espacio mental donde pueden reprocesar experiencias traumáticas.
Algunas investigaciones sugieren que la psilocibina, un compuesto psicoactivo de los hongos mágicos, alivia la depresión al reconfigurar el cerebro y alterar su paisaje para alterar los patrones tóxicos de pensamientos. Otros psicodélicos y alucinógenos, como el LSD, el DMT y la ibogaína, también parecen promover cambios psicológicamente beneficiosos en el cerebro. Esto los convierte en tratamiento prometedores para afecciones como la ansiedad, la depresión y el trastorno por abuso de sustancias.