La luna guarda muchos secretos ajenos a nuestra vida terrestre. Hace poco supimos que un insólito hallazgo de un elemento natural que desafió las teorías sobre su formación. Después, nos enteramos de los futuros planes que tienen los científicos para conservar las especies animales en nuestro satélite natural. ¿Y ahora qué?
Resulta que, durante el período de su formación, la Luna pudo estar cubierta de gigantescos océanos de lava ardiente. Esta teoría, que se viene discutiendo hace tiempo por parte de científicos, se sustenta por las observaciones de la misión india llamada Chandrayaan-3, en su región más austral.
Al parecer, según cuenta la revista científica The Conversation, las observaciones realizadas por el módulo de aterrizaje Vikram y el rover Pragyan, han recorrido una zona que jamás se había explorado, divisando la existencia de un antiguo océano de roca fundida que cubrió su superficie.
¿Qué dicen los hallazgos encontrados en la Luna?
El análisis de los fragmentos de roca y granos minerales extraídos del suelo lunar por parte de Pragyan, reveló una composición química sorprendentemente uniforme, en su mayor parte, material conocido como anortosita ferroana. La existencia de una similitud geoquímica ha puesto en duda a los científicos sobre el supuesto océano de magma.
Según esta teoría, la Luna se formó a partir de la colisión de un planeta del tamaño de Marte con la Tierra primitiva, y como resultado de ello, los restos tomaron forma de lo que conocemos como la Luna, pero primero pasando por algunos estados como el del océano de magma.
De esta manera, el mar de lava habría persistido durante millones de años después de la formación de nuestro satélite natural, ayudando a que su corteza sean tan homogénea.
Las mediciones de la sonda y el rover son muy consistentes con los datos obtenidos en misiones previas, lo cual aporta credibilidad a dicha teoría. Además, proporcionan una valiosa referencia para interpretar los meteoritos lunares encontrados en la Tierra a lo largo de los años.
Los recientes descubrimientos han permitido que sepamos más sobre la formación de la corteza lunar. Así, la misión Chandrayaan-3 se ha convertido en un hito tecnológico y un elemento vital en investigación tanto para la India como para toda la humanidad.