El aclamado director de cine David Fincher, ha tenido alto y bajos en su carrera antes de convertirse en lo prestigioso que es hoy. Comenzó su trayectoria dirigiendo videoclips, y saltó a la fama en 1992 con la película que más detesta, pero bueno, todos partimos siendo principiantes.
Fincher es reconocido por joyas como Fight Club, Seven, Gone Girl, The Game, Zodiac, Benjamin Button y la la lista sigue y sigue. Desde las sombras, construyó su camino como director hasta llegar a la fama, sin embargo, su primera incursión en Hollywood no fue de las mejores.
La desilusión de David Fincher
Hace 32 años, se estreno la tercera entrega de una de las sagas más codiciadas e impactantes de los 90's debido a su trama de ciencia ficción y efectos especiales superiores para la época. David Fincher fue el encargado de liderar la obra, pero terminó en desastre.
Hablamos de la tercera entrega de Alien la cual, por un lado, no obtuvo la aprobación de la crítica ni del público en comparación a las dos anteriores, y por el otro, fue una mala experiencia para David.
Así lo contó durante una entrevista con The Guardian, confesando que, si bien fue un arduo trabajo, no se enorgullece del proceso ni del resultado. "Tuve que trabajar en ella durante dos años, me despidieron tres veces y tuve que luchar para cada cosa. Hasta el día de hoy, nadie la odia más que yo".
Alien fue su primera experiencia hollywoodense, de lo cual resultó una verdadera desilusión en torno a la industria del cine y sus códigos. "Fue un bautismo con fuego. Yo era muy ingenuo", declaró sobre sí mismo.
"Por muchos años, estuve cerca de las personas que financian películas y el tipo de gente que está ahí para hacer tratos para las películas. Pero siempre tuve esa idea ingenua de que todo el mundo quiere hacer películas tan buenas como se pueda, lo cual es estúpido", reflexionó ante su decepción.
Sobre su rol como director, Fincher comentó: "En esa película, yo era el hombre que constantemente era la voz de 'necesitamos hacer esto mejor, necesitamos hacer esto, esto no tiene sentido', pero no me tomaban en cuenta y eso me frustraba".
Al final de cualquier experiencia, lo mejor es sacar el aprendizaje, y eso fue lo que hizo nuestro director favorito. "Aprendí a ser un estúpido beligerante, lo que implicó: 'Tienes que conseguir lo que necesitas para irte de ahí'. Tienes que pelear por las cosas en las que crees, y tienes que ser inteligente acerca de cómo posicionarte para no convertirte en ruido blanco.
Nos quedamos con la valiosa lección que nos deja David Fincher para sobrellevar las adversidades, después de todo, estas convicciones lo llevaron al estrellato.
