Andrés Calamaro es de esos artistas que se ganaron un gran respeto a nivel latinoamericano y también a nivel mundial.
Desde que encontró el éxito con Los Abuelos de la Nada, supo quedarse en el rubro hasta escalar y ser todo un estandarte. Quien hoy en día representa a un verdadero ícono de lo que es el rock argentino.
Su capacidad de cantar, componer y tocar el piano y el sintetizador, lo caracterizaron siempre. Factores que unidos, forjaron una leyenda trasandina que hasta el día de hoy sigue en pie. De hecho, el 18 y 19 de octubre de este año, volverá a nuestro país, en una doble fecha en el Teatro Caupolicán. Demostrando su éxito gigante con el alto nivel de entradas vendidas, dónde aún puedes conseguir las tuyas en Puntoticket.cl.
Dentro de su distinguido catálogo, existió un disco muy curioso, que además de tener mucho éxito, tiene la particularidad de que se grabó un gran porcentaje de este en su propia casa. Evadiendo la manera clásica de estudio.
El álbum casi casero de Andrés Calamaro
El Salmón, siempre se caracterizó por su distinguida manera de expresarse por medio de las letras. Siendo verdaderamente alguien muy talentoso que le daba identidad a una agrupación tan grande como la de Miguel Abuelo.
Ya como solista, también supo golpear fuerte en la mesa, acrecentando esto con su paso en la industria musical con Los Rodríguez.
Luego de todo el éxito que tuvo con este conjunto, el astro argentino se dedicó a sacar un álbum que desde un principio supo que tendría potencial. Aunque tuvo el deseo de grabar varios temas de este en su propia casa, armando un verdadero estudio.
Este fue nada más y nada menos que Alta suciedad, en el cual alquiló un estudio de 16 pistas y luego grabó las otras canciones en su casa, después de armarse con lo necesario.
Gracias a ello, convenció a Joe Blainey para que trabajaran juntos y el resto es historia, ya que es uno de los más destacados materiales que Andrés Calamaro hizo en su carrera.