El El aclamado director chileno de cine Pablo Larraín, habló sobre uno de sus proyectos que verá la luz este año: "El Conde", una película que se imagina que Augusto Pinochet es un vampiro de 250 años.
Actualmente, Larraín está en Europa ya que será premiado por el Museo Nacional de Cine de Italia con un premio a la trayectoria. Y en ese lugar entregó una entrevista en la que habla de este proyecto y su relación con el alza de la derecha en Chile y el Mundo.
Pablo Larraín habla de Pinochet en "El Conde"
El medio especializado Variety conversó con el director chileno, y le preguntaron por este nuevo trabajo, y cómo se sentía al respecto a explorar el personaje de Pinochet con "El Conde".
El cineasta chileno expresó que "'El Conde”, es una idea vieja que se basa en el más peligroso de todos los conceptos potenciales, que es que una figura como Pinochet puede ser eterna en cierto aspecto" señaló .
"Y eso podría tener una interacción interesante con la percepción literaria y romántica de un vampiro. Y la idea de que el mal pueda alimentarse para existir a lo largo de los años y de la Trinidad.
"Porque, ya sabes, parece que la extrema derecha, esa parte de nuestro espectro político que a menudo puede coquetear con el racismo, siempre está ahí para recordarnos que podría regresar en cualquier momento" señaló Pablo Larraín.
"Entonces, tal vez una película como esta podría, con las herramientas del cine y la literatura en este caso, traer de vuelta ciertas cosas que podrían ser interesantes de conocer. Y para recordarnos, hoy en día, que en muchos países de Europa, y particularmente en Chile, hemos visto cómo esta derecha política está explorando nuevas formas de conquistar votantes y conquistar el poder" dijo haciendo referencia a los recientes resultados electorales.
"Y a veces se ha releído la figura de ella (la extrema derecha) de una manera que puede ser peligrosa. Estoy hablando de lo que está pasando, mientras hablamos, tanto en mi país como en América y en varios países de Europa".
¿El Conde es una metáfora?
Le preguntaron si esta película es una alegoría, a lo que Pablo Larraín respondió que sí. "Y una muy sencillo. De hecho, es tan simple que ni siquiera podría ser una alegoría o una metáfora, porque es demasiado directa".
"Pero no lo sé. Se siente correcto decir algo así en un momento en que parece que la historia necesita repetirse para recordarnos lo peligrosos que somos, nosotros como sistema. Y no quiero cambiar nada, porque no podemos. Pero si podemos mostrarlo, tal vez podamos encontrar un lugar donde podamos sentir que tiene sentido y ese tipo de significado te permite respirar mejor" señaló el director.