Pasaron 4 años desde la última visita que Liam Gallagher hizo a Chile, y esta vez el cantante no dio ningún paso en falso: recorrió todo el setlist, interactuó con los fanáticos, y logró emocionar a todo el Movistar Arena en una noche llena de música y recuerdos.
Alrededor de las nueve de la noche, las luces en el Movistar se apagaron y el público enloqueció.
Las pantallas se encendieron para mostrar una serie de videos del artista en una faceta de rockstar, que parece ser su estado natural. Luego la banda entró y, durante el resto del show, Liam Gallagher asertó su status: una “Rock ‘n’ Roll Star”.
Un setlist marcado por la historia de Oasis
El concierto partió con una eufórica presentación de “Morning Glory”, que hizo temblar el piso del local con los saltos de los fanáticos.
"¿Are there any Oasis fans in the house?", preguntó el artista una primera, una segunda y también una cuarta vez. Y la respuesta del público siempre fue la misma: un sí muy, muy entusiasta.
Gallagher hizo su camino por distintas etapas de su carrera. De su proyecto solista resaltaron canciones como “Wall of Glass” y “Diamond In The Dark”, y de su banda Beady Eye, hizo sonar “Soul Love”.
Pero la mayoría de los hits que pudo corear el público fueron las canciones con las que el menor de los Gallagher hizo historia: los hits de Oasis.
En el Movistar Arena, entre las 20 canciones que tocó Liam Gallagher y su banda, estuvieron presentes las icónicas “Live Forever”, “Cigarrettes and Alcohol”, “Supersonic”, “Stand By Me”, “Champagne Supernova” y el himno de todos los fans del britpop: “Wonderwall”.
¿Qué más pasó en el show?
Un buen show nunca puede estar exento de chascarros, y como este fue un excelente show, Gallagher se encargó de que su presentación también fuera entretenida.
Con su característico acento, el artista interactuó con las primeras filas del Movistar Arena, dirigiendo comentarios al público.
Incluso dio un paso en falso al inicio del encore, cuando hizo a su banda repetir el inicio de “Live Forever”, porque no había sido de su agrado. Y el público, que ya estaba listo para cantar con el artista, se lo tomó con el mejor humor.
Y es que para esa audiencia es tan fácil adorarlo, porque no ha cambiado en nada. Sigue siendo la misma figura que marcó el soundtrack de los 90 con esa voz rasposa, y esa actitud de "no me importa". Pero mejorado, porque su calidad como artista hoy es claramente diferente.
Los fanáticos pudieron apreciar una versión actualizada de esa voz en estilo rasposo que capturó a los auditores desde sus inicios como músico.
Liam Gallagher no decepcionó. Se mantuvo en el escenario por la hora y media que había prometido ーmás de lo que muchos esperaban después del show de 15 minutos en el Lollapalooza Chile de 2018ー, con un show que definitivamente fue especial para los fanáticos de Oasis.
Está demás decir que la banda se lució. Los solos de guitarra, los build-up de las canciones, todo sonó perfecto. Y al final del concierto, una cosa quedó clara: Liam Gallagher no es un showman, es un rockstar, y siempre lo será. Con Oasis o sin.