Adaptar un musical a la gran pantalla no es cosa sencilla. Bien lo sabe el equipo detrás de Cats, Dear Evan Hansen, In The Heights y más musicales recientes que han fallado en las taquillas o en la crítica. Sin embargo, cualquiera estaría de acuerdo que el mayor riesgo sería hacer una nueva versión de Amor sin Barreras.
Y es que West Side Story no solo es uno de los musicales más queridos de la historia, sino que también tiene una de las adaptaciones más aclamadas del cine. Con 10 Premios Oscar y con rendiciones inigualables, muchos tenían una pregunta sobre el proyecto de Steven Spielberg: ¿Por qué ahora?.
Las razones pueden explicarse de distintas formas. Modernizar una historia que hoy podría ser vista como problemática, con actores blancos en maquillaje oscuro haciéndose pasar por latinos, o entregar un mensaje sobre las divisiones raciales actuales. Sin embargo, es claro que Amor sin Barreras es, en su núcleo, un proyecto de pasión para el director.
¿Qué es Amor sin Barreras?
Amor sin Barreras, conocido por su título original de West Side Story, es uno de los musicales más importantes de la historia. Con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, las canciones revolucionaron el teatro musical, con críticas a la discriminación que son tan históricas como relevantes en la actualidad.
La historia es sencilla y se lleva contando desde hace siglos. Basada en Romeo y Julieta de Shakespeare, Amor sin Barrera cuenta la historia de dos bandas rivales en el New York de los 50s, donde la discusión racial aumenta con el paso de los días. Las tensiones entre los bandos se incrementan aún más cuando María, una joven puertorriqueña, y Tony, un ex miembro de la pandilla, se enamoran perdidamente.
La versión de Spielberg
En 2019, Steven Spielberg comenzó a grabar su propia versión de Amor sin Barreras. Ansel Elgort (Baby Driver) era la única estrella del filme, con un elenco lleno de jóvenes actores de Broadway que por primera vez aparecerían en la gran pantalla. Posteriormente, se anunció que Rita Moreno, quien interpretó a Anita en el filme original, regresaría con un nuevo personaje.
Desde su inicio, habían dudas sobre el resultado. Steven Spielberg jamás había dirigido un musical y West Side Story ya tenía una versión amada por muchos. Poco ayudaron las acusaciones de abuso sexual en contra de Ansel Elgort, las cuales jamás se discutieron entre el equipo y se conocieron cuando el filme ya había terminado sus filmaciones.
Sin embargo, los escépticos saldrán perdiendo esta vez. El Amor sin Barreras de Steven Spielberg es un triunfo en todo sentido del cine, una película que merece ser vista en la pantalla más grande, con un elenco que le saca fuego a sus zapatos, donde cada escena de baile te deja sin aliento. Suena como cliché a estas alturas, pero pocas veces se ve un cine como este en la actualidad.
El triunfo de West Side Story
Desde la primera escena queda claro: esta versión de Amor sin Barreras te dejará atónito ante cada visual y coreografía. Steven Spielberg, como si estuviera en el peak de su carrera, se luce con una dirección clásica pero mucho más dinámica que el filme original.
Pero no solo Spielberg es el responsable de esto. El cinematógrafo, Janusz Kamiński, hace que un New York en destrucción se vea como uno de los escenarios más hermosos para las grandes coreografías. Desde el número inicial de los Jets, la impresionante secuencia de America, el primer encuentro entre los amantes y la pelea final, estos visuales merecen ser vistos en una gran pantalla.
La fuerza del elenco
Y es que cada elemento parece estar a su cien en Amor sin Barreras. En especial, con un elenco que presenta algunas de las estrellas más revolucionarias del cine. Mike Faist es quien primero capta la atención, una presencia masculina clásica pero que baila con pies ligeros. Su personaje es mucho más complejo que en el original y el actor aprovecha cada segundo de ello.
Sin embargo, no queda duda de que es Ariana Debose quien arrasa en cada escena que aparece. Como Anita, la joven ilusionada con el sueño americana, Debose representa a una generación de latinas que ven sus sueños destruidos, con una interpretación que la verá recogiendo su merecido Oscar en la ceremonia del próximo año, si es que hay justicia en este mundo.
Si Amor sin Barreras tiene algún problema, es su romance principal. Se entiende que es una modernización de Romeo y Julieta, pero cuando toda la historia se humaniza, es difícil comprar un romance que parece sacado de la literatura antigua.
Ojo, esto no es culpa de sus actores. Rachel Zegler es un diamante en bruto, una joven de solo 20 años que lleva en sus hombros el impacto emocional del filme. Además, bastante ayuda con una voz sacada de una princesa de Disney, logrando que su María sea mucho más encantadora y compleja que la que hizo la gran Natalie Wood.
¿Qué hacer con Ansel Elgort?
Es difícil ignorar el elefante en la habitación cuando se habla de Amor sin Barreras. La presencia de Ansel Elgort, la cual ha sido cuestionada por el movimiento Me Too, no termina de dañar el filme, pero si levanta preocupación por las señales que se da en la industria.
Pero incluso fuera de esto, es difícil ver a Ansel al mismo nivel que profesionales de Broadway. El actor no es deficiente como Tony, hace una interpretación correcta y su carisma ayuda a los momentos más divertidos del romance. Sin embargo, no se puede evitar sentir que no aprovecha al máximo la profundización de su personaje.
En especial junto a Rachel Zegler sus problemas son más notorios, donde la joven termina opacando por completo a su pareja fílmica. Mucho más llamativa es su relación con Riff (Mike Faist), en uno de los mejores puntos para Ansel, donde ambos se lucen interpretando Cool.
¿Cómo convencer a la audiencia?
Tras su estreno, los críticos enloquecieron con Amor sin Barreras. Más de un 95% de aclamación en Rotten Tomatoes y una recepción que promete llevarla directo a los Premios Oscar. Sin embargo, tras su primer fin de semana, West Side Story no superó los 12 millones de dólares en recaudación, un desplome en taquilla.
La amenaza de la pandemia, el desprecio a los musicales o la imposibilidad de competir contra enormes franquicias y cine de superhéroes. La verdad es que las razones de su fracaso inicial no son claras y solo el tiempo dirá su verdadero impacto.
Sin embargo, si de algo estamos seguros, es que ver Amor sin Barreras en el cine no es una pérdida de tiempo. Y hoy, antes de que sea demasiado tarde para este tipo de cine, se hace indispensable el celebrar películas como estas en la gran pantalla.
