Este 30 de noviembre se cumplen 20 años desde que Los Prisioneros realizó el primero de sus dos multitudinarios shows en el Estadio Nacional. Lo cual significó el regreso triunfal de la banda luego de 12 años sin tocar con sus tres miembros originales, y de 9 sin su guitarrista original.
Sin embargo, para mantener estos shows en secreto, la banda y su mánager recurrieron a algunas tácticas para lograrlo.
Las primeras señales...
Antes de que Los Prisioneros realizaran sus conciertos del 30 de noviembre y el 1 de diciembre en el Estadio Nacional, se encontraban separados. En 1994, luego del disco "Corazones" (en el cual Jorge González y Miguel Tapia eran miembros junto a Cecilia Aguayo y Robert Rodríguez tras la salida de Claudio Narea), se les ofreció una oferta formal para regresar como los miembros originales, pero todo quedó en nada.
Pero, tras el estreno de su compilado "Ni por la razón ni por la fuerza", Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia se juntaron a interpretar canciones de The Beatles y algunos de su banda, como Mentalidad Televisiva.
Luego, se juntaron en un restaurante del centro de Santiago, y González le dijo a Narea que, por el momento, “no estoy ni ahí con juntarme”. Aunque después de eso, se publicaron otros títulos como "El Caset Pirata" (2000) y el "Tributo a Los Prisioneros", los cuales sí influyeron en su futura reunión.
¿Cómo mantuvo Los Prisioneros en secreto su regreso en el Estadio Nacional?
Y un año antes de los shows, se juntaron sin que nadie lo supiera en el departamento de Carlos Fonseca, en Ñuñoa. Hablaron de música, escucharon discos, comieron y trazaron sus primeros planes para el retorno de Los Prisioneros. Luego se juntaron en la casa de Miguel Tapia en Pirque.
“Los ensayos comenzaron en agosto de 2001. Yo salí del hospital a comienzos de julio. Estuve un mes hospitalizado porque me dio la bacteria asesina. Antes fueron Jorge y Miguel a verme a mi casa en Maipú. Yo estaba convaleciente y Jorge había estado internado en Cuba por su rehabilitación. Estábamos súper entusiasmados los tres con tocar”, recordó Claudio Narea en entrevista con Culto.
Y contó que un día, Carlos Fonseca lo llamó para invitarlo a ser parte de la vuelta de Los Prisioneros, citándolo a una reunión en una casa. La cual arrendaron en calle Santa Isabel con San Ignacio, donde se encontró con Jorge y Miguel.
De esta manera, comenzaron a mantener en secreto de los shows en el Estadio Nacional. Sin embargo, lo que hizo Carlos Fonseca fue arrendar el Estadio a nombre de Inti Illimani, a quienes representaba en esa época.
La emoción por su regreso
Sin embargo, no todo fue fácil para Los Prisioneros, ya que Miguel Tapia no tocaba hace tiempo la batería y hubo que comprar instrumentos. Además de preparar el repertorio, la idea de los ensayos era también recuperar la esencia de la agrupación.
Luego, cuando ya comenzaron a elegir las canciones, de las cuales ningún miembro del grupo vetó alguna, comenzaron a reconocerlos juntos en la calle. "La gente nos decía ‘¡oh Los Prisioneros!’. Eso llamaba la atención. Después nos comenzaron a perseguir con paparazzi y entonces ya no salíamos", cuenta Narea.
Fue así como el 9 de octubre, en una multitudinaria conferencia de prensa en la Feria del Disco del Paseo Ahumada, anunciaron el concierto del Estadio Nacional para el 1 de diciembre. Luego, cuando ya se habían agotado las entradas, anunciaron el segundo show para el 30 de noviembre.
El resto fue historia. Esto con 140 mil personas en ambos recitales.