Amamos a los osos panda por su ternura, por sus adorables orejitas redondas y porque solamente duermen y comen. Básicamente, llevan la vida que queremos vivir. Pero lamentablemente son criaturas frágiles, ya que son presas fáciles para los depredadores, son torpes y lentos. Esto, sumado a las acciones humanas, hace que tengan un estado de conservación vulnerable. De hecho, la fundación World Wild Life estima que existen 1.864 pandas en todo el mundo, y del total, el 61% de ellos reside en alguna reserva. Pero hay un problema más: proteger a los pandas pone en riesgo a otros animales.
La paradoja del panda
En 2018 un equipo de científicos publicó el paper El valor de los servicios de ecosistemas de las reservas de pandas gigantes, que determinó que los efectos de estas reservas benefician la calidad de vida de las personas locales. Por ejemplo, propician la llegada de más personas y más recursos económicos al territorio. Pero otra de las aristas que revisaron es que los esfuerzos para proteger a los pandas tiene un efecto paraguas, porque también influyen en la conservación de las otras especies que habitan en las reservas.
Pero el efecto paraguas no es total, tal como informa El riesgo oculto de usar a las especies paraguas como surrogantes de la conservación: Un acercamiento espacio-temporal. Este análisis demostró que las condiciones ideales de vida para los pandas, que son bosques de bambú y pendientes suaves, no sirven para el oso negro asiático o el ciervo almizclero enano.
Más aún, existen especies que quedan fuera de las reservas y que también están amenazadas. Tal como consigna el estudio Retirada de carnívoros grandes a través del rango de distribución del panda gigante, el leopardo, el leopardo de las nieves, el lobo y el Cuón o perro jaro están desapareciendo de su hábitat, que comparten con los pandas. Compararon datos de los censos hechos entre los años 50 y 60, y luego lo más actuales, entre 2008 y 2018, en las 73 áreas protegidas de China. En ellas existen 66 de las reservas de pandas del país. Esto demostró que los leopardos han desaparecido del 81% de las reservas; los leopardos de las nieves del 38%; los lobos del 77% y los perros jaros del 95%.
Empatía selectiva
Por eso, los autores del estudio de carnívoros explican que "es necesaria una estrategia de conservación mucho más ambiciosa para proteger la biodiversidad de las regiones que preste especial atención a los carnívoros, a menudo olvidados en las estrategias de conservación". Con medidas como estas el leopardo, el leopardo de las nieves, el lobo y el perro jaro podrán estar tan seguros como los pandas.
Tal como consigna National Geographic, este fenómeno de preocuparnos por los pandas pero olvidarnos de los otros animales en peligro se llama empatía selectiva. Además, indican que es mucho más fácil sentir afecto hacia animales que consideramos agradables estéticamente, como los pandas o las jirafas, o que nos entregan ciertos beneficios, como las abejas. Pero el funcionamiento de un ecosistema no depende de esos factores, y favorecer a unos puede generar daño a otros.