El científico George Church (a la derecha en la foto), de Harvard, y el emprendedor tecnológico en serie Ben Lamm (izquierda), reunieron 15 millones de dólares para realizar un experimento genético impresionante: implantar ADN del extinto mamut lanudo en el del elefante asiático para crear un elefante híbrido. La idea de esto es crear un espécimen capaz de resistir al cambio climático.
Salvar al elefante asiático y una patita más
El estado de conservación del elefante asiático es cada vez peor, pero además el cambio climático los ha hecho enfrentarse a fríos mortales. Sería muy conveniente poder reproducirlos y además, volverlos resistentes al frío. Pero además, desde la perspectiva de Lamm, existe algo más. “Nuestro objetivo es la des-extinción exitosa de manadas de mamuts capaces de reproducirse entre sí, que podemos aprovechar en la reconstrucción del Ártico. Y luego queremos aprovechar esas tecnologías para lo que llamamos conservación reflexiva y disruptiva”.
"Hay dos cosas que lo tienen el peligro. Una es el virus del herpes. Y la otra es su proximidad a los humanos. Por eso queremos arreglar las dos cosas y darles un nuevo hogar, en el que hay una vasta cantidad de espacio casi sin humanos, en el norte de Canadá, Alaska y Siberia" explicó Church.
Welcome to a new dawn of genetics. The @ItIsColossal team is thrilled to bring you a brighter future through #deextinction efforts to help restore lost ecosystems.
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— Colossal Biosciences® (@itiscolossal) September 13, 2021
El proyecto en sí
El mamut lanudo lleva extinto 10.000 años, y su última comunidad sobreviviente existió hace 4.000 años. Varios ejemplares se han encontrado congelados, algunos incluso con su alimento intacto en el estómago. Genéticamente son muy similares, por lo que existen posibilidades de éxito.
Para lograr el proyecto, la idea es obtener el ADN de la piel del elefante asiático y reprogramarla con el del mamut, para obtener el pelaje y la resistencia al frío de este último. Los embriones que lleven esta nueva carga genética serán implantados en un vientre de alquiler o bien en un útero artificial. Este último sistema funcionó en el 2017 en Filadelfia salvar corderitos prematuros.