Mucho se habla de hombres que cambiaron el curso de la humanidad con grandes inventos. Thomas Edison inventó la bombilla eléctrica, Leonardo da Vinci el helicóptero, o Arquímedes la polea compuesta. Pero... ¿Qué ha sido de las mujeres en cuanto a los inventos?
Muchas de ellas eran dejadas en segundo plano, privándolas del éxito que su genialidad y logros merecían. La cantidad de mujeres que ha destacado por su mérito, esfuerzo y dedicación ha crecido a medida que pasa el tiempo y gracias a ello han podido sobresalir en múltiples disciplinas, superando los prejuicios y límites a los que han estado sujetas.
Definitivamente era otro mundo cuando a las mujeres no se les permitía estudiar en las mismas instituciones que los hombres, no tuvieran derecho a voto y que la sociedad las destinara a solo realizar tareas del hogar y a la crianza.
En conmemoración del Día Internacional de la Mujer, te presentamos 8 mujeres que dejaron huella en la historia con sus inventos, y que son merecidas de todo mérito:
8 mujeres que han destacado por sus inventos:
Hedy Lamarr - El wifi:
Famosa actriz hollywoodense de los años 40, realizó un invento que cambió la vida de muchos y que se ha vuelto necesario para todo. Durante la Segunda Guerra Mundial inventó un sistema de comunicaciones secretas que eran controlados por radio, usando la tecnología de "salto de frecuencia", el cual servía para la detección de torpedos teledirigidos. Sin embargo, su creación no fue considerada hasta la Crisis de los Misiles cubanos en 1962, donde su tecnología fue usada para interceptar las comunicaciones y controlar los torpedos. Años después, esto sentó las bases para crear el wifi y el GPS.
Amanda Jones - Envasado al vacío:
Cuando tenemos comida en la cocina, es vital que su almacenamiento sea el adecuado para que que la podamos mantener por más tiempo y no se eche a perder. En el siglo XIX, Jones logró eliminar el aire de una lata, inventando el envasado al vacío sin la necesidad de someter a cocción los alimentos conservados, y también mejorando su calidad al consumirlos. Su invento lo patentó en 1873.
Florence Lawrence - Luces intermitentes y la señalización del freno:
Fue una estrella cinematográfica que actuó en más de 270 películas. Sin embargo, su pasión por coleccionar autos y saber cómo funcionaban la llevaron a ser la creadora de las luces intermitentes y la primera señalización de freno. A pesar de su grandes invenciones, nunca los patentó y empresas automovilísticas se aprovecharon de ello mas tarde.
Katharine Blodgett - Cristales anti reflectantes:
Fue toda una superdotada cuando pequeña. Ganó una beca para la Universidad Bryn Mawr (Pensilvania) con solo 15 años, donde se graduó en Física (1917). Después, entró a estudiar Química en la Universidad de Chicago y luego consiguió un doctorado en Física otorgado por la Universidad de Cambridge. Entró a la fábrica de General Electric, donde trabajó junto al químico y físico Irving Langmuir y experimentaron con recubrimientos moleculares aplicados al agua, a los metales, y al vidrio.
De acuerdo a la BBC, ella “creó recubrimientos no reflexivos de múltiples capas de vidrio. Eso llevó a que produjera el primer vidrio 100% transparente del mundo o, el primer vidrio verdaderamente invisible”. En tanto, el Salón de la Fama de Inventores de Estados Unidos, la destaca por su gran invención: “El vidrio no reflexivo eliminó la distorsión de la luz que se reflejaba en una gran variedad de equipos ópticos incluyendo lentes de sol, telescopios, microscopios, cámaras y proyectores”.
Ángela Ruiz Robles - Libro mecánico:
Aunque su nombre es desconocido dentro de la historia española, fue una de las inventoras más adelantadas de su época. Dedicó su vida a aplicar la tecnología para mejorar la educación de los niños, para facilitarles su enseñanza y aprendizaje. Un día se mostró preocupada por el peso de los libros que llevaban los niños a la escuela, por lo que decidió crear "un dispositivo al que se podían añadir lecciones mediante bobinas de papel e incluso incorporaba, en la parte de atrás, un dispositivo con el que se podían realizar operaciones y otras cosas”, según destaca Xataca. Fue el primer libro mecánico de la historia y surgió antes de los libros electrónicos en 1971.
Mary Anderson - Limpiaparabrisas:
Un día, a principios del siglo XX, ella viajaba en un tranvía de Nueva York. Era un día de nieve y se le ocurrió la idea de crear un aparato automático que pudiese limpiar las ventanas y lograr que el conductor observara mejor su trayecto. En esos años eso era un verdadero riesgo para los choferes, quienes tenían que detener los trenes y bajarse a limpiar las ventanas para poder mirar, incluso con varios grados bajo cero. Por ello, Anderson pensó en una palanca que controlara un brazo mecánico a través de una escotilla de goma, hoy conocida como limpiaparabrisas.
Estuvo casi dos años tratando de decidir si registraba o no la patente de su invento, ya que muchas personas le advertían lo peligroso que era al no estar del todo probado y llevar a riesgos de accidentes. Por ello, decidió registrar su creación según las leyes de la época, cuando las mujeres registraban a nombre de sus maridos, padres o hermanos.
Stephanie Kwolek - Chaleco antibalas:
Fue una doctora en química que inventó el Kevlar, un material ligero de alta resistencia y que era más fuerte que el acero. Lo creó de manera accidental cuando en 1966 trataba de perfeccionar la fibra de los neumáticos para autos. “Sabía que había hecho un descubrimiento. No grité ‘Eureka’, pero estaba muy emocionada, al igual que todo el laboratorio, y la dirección también estaba emocionada porque estábamos ante algo nuevo y diferente”, dijo años mas tarde en una entrevista. Esto, sobre el invento que hoy se utiliza de manera imprescindible en los chalecos antibala.
Tabitha Babbitt - Sierra circular:
Era tejedora y creó el prototipo de una sierra circular luego de contemplar a un hombre aserradero que operaba una máquina con dos asas. Era necesario un gran esfuerzo, ya que debía tirarse de ella hacia atrás y hacia adelante. Sobre ello, la miembro de la comunidad Shaker de Harvard pensó que ese oficio podía ser más fácil para la industria aserradera, por lo que creó un mecanismo con cabeza de rueda giratoria y un sistema de dientes postizos que patentó en 1810.