Durante esta semana Australia logró no tener ningún caso de coronavirus dentro del país. Esto, debido en gran parte a las extremas medidas que han tomado para hacer frente a la pandemia.
El último brote del virus fue en Nueva Gales del Sur en diciembre del año pasado. Esta situación llevó a que entraran en cuarentena muchas personas y se comenzaran a tomar medidas más restrictivas al respecto.
Una de las medidas que se tomó fue la imposibilidad de viajar a otros lugares. Esto, ayudó a que los contagios no aumenten ni se propaguen. Sin embargo, ante la nula tasa de contagios se analizó suspender esta medida y comenzar con viajes exclusivamente a las islas del Pacifico:
“Si los países del Pacífico son capaces de demostrar que están en el nivel de riesgo más bajo -y lo están haciendo extraordinariamente bien- y somos capaces de poner las protecciones adecuadas, entonces bien podríamos expandir esa burbuja”, afirmó el ministro de Salud de Australia, Greg Hunt.
Hasta este momento, la única medida que permitía los viajes en el país era un acuerdo que se tenía con Nueva Zelanda. El permiso de viajes consistía en que los habitantes de este país, desde hace tres meses atrás, pudieran entrar libremente a Australia. La única condición era que debían realizar cuarentena obligatoria al regresar.
Las fronteras del país australiano están cerradas desde que comenzó la pandemia en marzo pasado. De hecho, hasta los pasos a otras regiones de Australia también se encuentran restringidos y fiscalizados de manera regular.
El ejemplo de Australia deja en claro que se deben tomar medidas restrictivas que realmente funcionen de escudo ante la pandemia. Los viajes y el circulamiento de personas hacia otros países podría ser uno de los más grandes focos de contagios, y si esto se toma en consideración, tal vez la tasa de contagios también podría ser menor.