Un 8 de diciembre pero de 1980, murió una de las leyendas más icónicas e influyentes del mundo de la música. Tras cinco disparos por la espalda- provocados por un fanático-, el fundador y líder de The Beatles, dejó el mundo terrenal. Ese día marcó un antes y un después para los seguidores de John Lennon y pese a su ausencia física, el artista sigue presente hasta el día de hoy- a 40 años desde su ausencia- a través de su música y también de su legado.
El ex Beatle aportó a la banda con su creatividad y su pensamiento inconformista y temas como “Here Comes The Sun”, “Come Together” y “Let It Be”, marcaron a toda una generación e incluso más. Pero también emprendió una trascendente carrera individual tras la separación del grupo. Así, dejó emblemáticas composiciones como el álbum “Imagine” (1971), cuyo sencillo homónimo ha sido reconocido y aplaudido por ir en búsqueda de la paz del mundo.
“Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz. Quizás digas que soy un soñador. Pero no soy el único”, expresa la letra de la canción.
Y esta búsqueda no quedó solo en palabras, porque además de ser uno de los músicos más famosos e influyentes, John Lennon fue un defensor de los derechos civiles y se volvió un activista por la pasividad en la tierra. Por esto mismo, inició una campaña en 1969 y mediante un documental titulado “Bed Pace” expresó su rechazo a la Guerra de Vietnam.
Ese año fue cuando contrajo matrimonio con Yoko Ono y a raíz de aquello cambió su nombre a John Ono Lennon. Se retiró de la música en 1975, sin embargo, volvió junto con Ono en 1980, publicando el nuevo álbum “Double Fantasy”.
8 de diciembre 1980
Aquel día de su muerte, cuando el fanático llamado Mark Chapman lo apuñaló por la espalda-literalmente-, dejó marcas en todo el mundo. Ocurrió en el famoso edificio Dakota, frente al Central Park, quizás el más reconocido de la ciudad antes y por supuesto después de lo ocurrido.
“Tuve el corazón de John Lennon en mis manos, el corazón de mi generación, y me sentí muy triste de no haber podido hacer más, de no ser capaz de salvarle”. Aquello fue lo que expresó Stephan Lynn, el médico que certificó la defunción física del artista, en una entrevista con el medio La Vanguardia.
Lynn tenía 33 años en ese entonces. Su jornada laboral ya había terminado y por eso le llamaron a casa para informarle que le esperaba un herido de bala. “No sabía de quién se trataba, ni idea. Lo descubrió luego la enfermera que sacó la cartera de su bolsillo. Dijo que era Lennon y no me lo creí”. Hizo todo lo posible por reanimarlo, sin embargo no hubo respuesta. “Cuando certificamos el fallecimiento nos vinimos abajo, echamos a llorar”, cuenta Stephan Lynn.
Y finaliza, “de salvarle, el mundo sería diferente, un lugar mejor”.
Las frases que lo hicieron inmortal
La importancia de John Lennon en la historia de la música y del arte en general para muchos es incuestionable. Lo han posicionado como el creador de piezas magistrales, sin las que no habría sido posible, quizás, la evolución de la música y la poesía contemporánea.
Paz, amor, vida, religión, Los Beatles, Yoko Ono. Para John Lennon todo podía ser un tema a retratar en la letra de sus canciones como solista o simplemente para crear frases que han servido de inspiración en todo el mundo.
“Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día”; “La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes”; “Cada persona es el reflejo de la música que escucha”; “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, “Desde que naces... te drogan con la religión, el sexo y la televisión”, fueron algunas de ellas.
Su grandes éxitos en la banda y como solista no surgieron de la nada y probablemente su inspiración estuvo marcada por los difíciles momentos que le tocó vivir. En su infancia vivió el abandono de su padre, la inestabilidad y la muerte. Por eso, además de intentar propagar la paz en todo el mundo a través de sus melodías, también buscaba la de él mismo.
“¿Me hace bien hablar de todo esto? No lo sé. Solo me digo que mi energía pacifista es el fruto de mi violencia. Que después hice de todo para canalizar mi odio, y las drogas seguramente me ayudaron destruyendo mi ego, destruyendo mi capacidad de acción. No dejé de cantarle a la paz, y era mi propia paz la que buscaba; intentos de estar en paz conmigo mismo. Esta búsqueda de la absolución, parasita mis melodías”.
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Fue como lo describió- como si el mismo John estuviera hablando- el escritor David Foenkinos en su libro “Lennon”.