Ghislaine Maxwell estaba acostumbrada a una vida de lujos y privilegios, participar en eventos "top" con celebridades de la moda, política, música, entre otros. Pero abrupatemente la vida de la británica cambió tras ser descubierta y, por lo tanto, fue acusada de reclutar menores de edad para su entonces pareja, Jeffrey Epstein.
Sin duda alguna, la británica nunca pensó que pasaría en la cárcel. Hace un mes que la justicia norteamericana detuvo a la socialité bajo los cargos de: abuso sexual y tráfico de menores.
La acusada, actualmente, se encuentra aislada en el Centro Correccional Metropolitano en Brooklyn, Nueva York. Allí los gendármenes la vigilan extremadamente 24/7 por cámaras de seguridad.
Estas medidas forman parte de un protocolo especial para prevenir los suicidios en la prisión.
¿Por qué el protocolo? Resulta que Jeffrey Epstein, tras ser metido en la cárcel por el tráfico sexual de menores, se suicidó por ahorcamiento en agosto del año pasado, según confirmó la autopsia forense. Así que la idea es que Maxwell no siga esos pasos.
Por lo mismo y como parte de las medidas de vigilancia para impedir que la británica termine con su vida, los oficiales penitenciarios la obligaron a quitarse la ropa, y le entregaron una vestimenta de papel.
Asimismo, le retiraron las sábanas de su celda, le asignaron una compañera y para asegurarse que siempre esté acompañada, para minimizar el riesgo de suicidio.
En declaraciones a la agencia Reuters, el ex director del reclusorio, Cameron Lindsay, explicó que la experiencia que vivirá Ghislaine Maxwell será realmente dura. También agregó que algunas reclusas podrían intentar atacarla para ganar cierto respeto.