Una tormenta solar se acerca a la Tierra y es posible que "golpee" nuestro planeta entre este jueves y viernes. Así lo informó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), una agencia del Departamento de Comercio de Estados Unidos que también analiza el clima espacial.
A pesar de que puede parecer una alerta de la cual preocuparse, lo cierto es que desde la NOAA se afirma que el rango de la tormenta solar es de G1, el más bajo de la clasificación, por lo que no deberían registrarse consecuencias graves.
El pasado 16 de agosto se produjo una eyección coronal de masa. «Sabes que una explosión (solar) es poderosa cuando tarda dos horas en desarrollarse. Una erupción solar de clase B1 tardó aún más. La explosión de 2,5 horas envió una poderosa onda de choque a través de la atmósfera del Sol», escribió Tony Phillips, astrónomo y científico de la NASA en un comunicado.
Se trata de algo un poco más "raro" de lo normal en este momento, porque nos encontramos en un periodo de mínimo solar (el ciclo del Sol dura unos once años y marca los momentos de máxima y mínima actividad de nuestra estrella). Aún así, en periodos de menos actividad solar se da de media un CME cada semana -durante la época más activa pueden llegar a ser diarias-, por lo que no se está ante una situación inédita.
De todas maneras, nuestro planeta tiene una suerte de escudo contra este tipo de fenómenos, llamado campo magnético, que desvía las partículas dañinas y cargadas del viento solar. Aunque no podemos verlo, es posible observar su eficacia en las auroras boreales: ese vistoso espectáculo en realidad es nuestro campo magnético desviando las partículas altamente cargadas que provienen del Sol, impidiendo que lleguen a la superficie terrestre y tengan consecuencias para la vida en la Tierra, consigna ABC.
Así, los expertos creen que como el CME que se produjo el pasado 16 de agosto no estaba apuntando directamente a la Tierra, "se espera que la mayor parte de la nube de plasma navegue hacia el sur de nuestro planeta". "Sin embargo, su borde exterior podría rozar el campo magnético de la Tierra, y eso podría ser suficiente para provocar una tormenta geomagnética menor (clase G1). También existe la posibilidad de que el CME se pierda y el clima espacial permanezca tranquilo. De cualquier manera, los observadores del cielo en latitudes altas deben estar alertas a las auroras el 20 de agosto", escriben en un comunicado.
Una tormenta solar extrema podría afectar a nuestra planeta. Por ejemplo, se han visto auroras boreales en latitudes tan extrañas como para observarlas desde el centro de Madrid a principios del siglo XX; o han causado interrupciones en el telégrafo en Norteamérica y Europa; y han apagado Broadway durante horas. La tormenta solar más potente jamás registrada se conoce como el evento Carrington, descubierto por Richard Carrington en 1859. El campo magnético terrestre se deformó por completo, permitiendo la entrada de una llamarada solar que provocó inmensas auroras boreales y cortes en la incipiente red de telégrafo transoceánica.