1970 fue el año del fin para The Beatles. Ese año, Paul McCartney, Ringo Starr, George Harrison y John Lennon separaron formalmente sus carreras y dejaron al disco "Let it be" como último trabajo sonoro. Si bien este disco no fue el último en grabarse —ese fue "The White Album"— en "Let it be" los roces y discrepancias entre los cuatro de Liverpool ya eran innegables.
La primera historia de odio involucra a John Lennon y la canción que da nombre al disco. Según Lennon, "Let it be" no era una canción con sonido Beatle y no entendía por qué Paul McCartney insistía tanto en incluirla en el álbum.
McCartney explicó que la letra le había llegado en un sueño en que había visto a su madre fallecida, pero Lennon no estaba impresionado y sentía que el estilo no se adaptaba a la banda.
"Ese es Paul. ¿Que puedes decir? Nada que ver con los Beatles", explicaría más tarde al escritor David Sheff. "Podría haber sido una canción para Wings. No sé qué está pensando cuando canta "Let It Be", agregaría después.
A pesar del desprecio, "Let It Be" se convirtió en un éxito icónico: Alcanzó el número 1 en la lista Billboard Hot 100 y fue el último sencillo lanzado como un grupo unificado.
¿Qué le pasaba a Paul McCartney con "Let it Be"?
Su problema no era con la canción, sino con el disco completo. Para Macca al álbum simplemente sonaba mal.
En los primeros meses de 1970, Paul trabajaba en su primer álbum en solitario y los otros Beatles intentaban ocuparse de los negocios. Fue entonces que el productor Phil Spector recibió el visto bueno para terminar el disco.
El trabajo de Spector no fue del agrado de McCartney, pero sí para el resto del grupo. En 1990, el músico volvió a mostrar su desagrado, explicando que simplemente no podía digerir el álbum. "Escuché la versión de Spector nuevamente recientemente, y es terrible. Prefiero el sonido original que se muestra en Anthology 3 (álbum recopilatorio lanzado en 1996)", dijo.
De hecho, en el 2000, con el permiso de George Harrison y Ringo Starr, Paul hizo que los ingenieros de los estudios de Abbey Road desenterraran las cintas originales del álbum y terminaran nuevamente las canciones como él pretendía hacerlos originalmente.
Así fue como en 2003 nació "Let It Be ... Naked" que, si bien la mayoría de los críticos consideró que presentaba una mejora respecto del original, el sentimiento con los fanáticos era contradictorio, pues ellos preferían quedarse con las originales que crecieron escuchando.
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