Una de las plataformas que se ha vuelto más popular dentro del contexto de las cuarentenas y de las telecomuniciones para mantener el contacto con familiares o fuentes de trabajo, es Zoom Video. La app ofrece un sistema de videoconferencia o de reuniones virtuales, accesible desde computadoras tradicionales y desde aparatos móviles.
A pesar de su popularidad, su uso ha sido prohibido por múltiples gobiernos y empresas, incluyendo Google, por riesgos de privacidad y seguridad.
Esta semana se supo que más de medio millón de cuentas de Zoom Video fueron “hackeadas” y puestas a la venta en la Deep Web.
Según el sitio BleepingComputer, la firma de seguridad Cyble pudo comprar 530 mil cuentas con los datos personales de los usuarios, como correos electrónicos y contraseñas, además de URL de reuniones.
La compra se hizo por 1.000 dólares, es decir, cada cuenta costó menos de un centavo.
Aunque la información que se puso a la venta corresponde a usuarios de Zoom Video, la compañía no tendría responsabilidad directa ya que los datos no fueron conseguidos de alguna base de datos de la aplicación, sino que se obtuvieron con la técnica de “stuffing” o “relleno de credenciales”.
Esta técnica consiste en un proceso de “prueba y error”, es decir, ingresan contraseñas y correos electrónicos robados en ataques previos hasta que coinciden.
Esto ocurre porque muchos usuarios ocupan las mismas claves para distintas plataformas y aplicaciones.
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