Solo 1.000 copias se hicieron del trabajo musical debut de Los Prisioneros. El 13 de diciembre de 1984, el sello independiente Fusión lanzó esa cantidad de cassettes con el primer corte de Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, los san miguelinos que llegarían a transformar la historia del rock —y de la música— en Chile.
La tapa del cassette también fue especial. Mostraba el registro del fotógrafo Cristián Galáz, de una escena tomada en febrero de 1984 con los tres Prisioneros en una abandonada fábrica de CCU, rodeado de piedras. Hoy, esa tapa refleja el estado social de la época gris en que se encontraba el país en los años 80 y que después la misma banda describiría en "El baile de los que sobran" de su siguiente disco, el "Pateando Piedras" de 1986.
Otra razón por la que el cassette es un objeto de culto es porque al año siguiente del lanzamiento de Fusión la banda volvió a lanzar el proyecto, esta vez con el sello internacional EMI, que editó nuevas copias del cassette con las mismas 10 canciones, pero con una nueva portada. En esta, los san miguelinos también fueron fotografiados por Galáz, pero esta vez en el sector de La Vega Central.
Canciones como "Sexo", "No necesitamos banderas", "Mentalidad televisiva", "Nunca quedas mal con nadie", "¿Quién mató a Marilyn?" y la canción que da nombre al disco "La Voz de los 80", son parte de la partitura de este trabajo musical que con afiladas letras y guitarras dieron estallido a un nuevo rock local. El sonido era crudo, a semejanza de lo que hacían bandas como The Clash y The Cars, y las letras eran 100% de los integrantes de la banda con Jorge González como el artífice de la gran mayoría de ellas.
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