El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó las ciudades de Dayton, Ohaio y El Paso, en Texas en la frontera con México, para reunirse con sobrevivientes de los tiroteos que tuvieron lugar durante el fin de semana.
En Dayton, el mandatario se reunió con sobrevivientes del tiroteo en que murieron 9 víctimas y el principal sospechoso, y con personal del Miami Vallet Hospital, pero su visita no estuvo exenta de polémicas.
A las afueras del hospital lo esperaban decenas de manifestantes, quienes exhibían un globo que representaba a un “bebé Trump”, con carteles en los que se leían frases como “Has algo”, “Tú eres la causa”, “Salva a nuestro país” y se escuchaban gritos como “¿Qué queremos? ¡Acción!”.
Más tarde el mandatario se dirigió a El Paso, en Texas donde el día sábado, 22 personas murieron baleadas en una tienda de Walmart en manos de un joven de 21 años que había publicado discursos contra inmigrantes a través de redes sociales.
Ambos hechos tuvieron lugar con tan solo 13 horas de diferencia, lo que reabrió el debate sobre las políticas de control de armas en Estados Unidos. Es por esto que antes de abandonar la Casa Blanca para dirigirse hasta las ciudades, Trump se mostró abierto a reforzar el control de antecedentes para la venta de armas, sin embargo asegura que no hay “voluntad política” para prohibir los rifles de asalto.
Durante la mañana el mandatario además rechazó las críticas a su lenguaje divisorio. “Creo que mi retórica une a la gente”, aseguró.
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