Fue en “Europa”, nombre de una de las lunas de Júpiter donde científicos de Caltech y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA descubrieron la existencia de sal de mesa en la superficie.
A través de los viajes de sobrevuelo de las naves Voyager y Galileo de la NASA, se acercaron a la teoría de que esta luna estaría cubierta por una capa de agua líquida encerrada en una cubierta helada.
Además el hallazgo deja entrever que el océano subterráneo del satélite podría asemejarse a la composición química del océano de la Tierra.
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Mientras tanto, el científico del JPL, Kevin Hand, utilizó muestras de sales del océano, bombardeadas por radiación en un laboratorio en condiciones similares a las de Europa, y encontró que surgieron varias características nuevas y distintas en el cloruro de sodio después de la irradiación. Descubrió que cambiaban los colores hasta el punto de que podían identificarse con un análisis del espectro visible. El cloruro de sodio, por ejemplo, se volvió de un tono amarillo similar al visible en una zona geológicamente joven de Europa conocida como "Tara Regio".
"El cloruro de sodio es un poco como tinta invisible en la superficie de Europa. Antes de la irradiación no se puede decir que esté allí, pero después de la irradiación, el color salta directamente hacia ti", dijo Hand.
Al observar de cerca con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA, el equipo de investigación pudo identificar una clara absorción en el espectro visible a 450 nanómetros, que correspondía exactamente a la sal irradiada, confirmando que el color amarillo de Tara Regio reflejaba la presencia de cloruro de sodio irradiado en la superficie.
"Hemos tenido la capacidad de hacer este análisis con el Telescopio Espacial Hubble durante los últimos 20 años", dijo Brown. "Es solo que nadie pensó en mirar".
Si bien este descubrimiento no garantiza que la sal de mesa derive exclusivamente del océano subsuperficial, los científicos han propuesto que se justifique una reevaluación de la geoquímica de Europa.
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