La autora de Harry Potter, J.K. Rowling se inspiró en distintos lugares reales para crear los espacios en los que se desarrollan sus historias del mundo mágico. Uno de ellos fue la librería portuguesa Lello e Irmão que queda en Oporto. La cual tiene una hermosa y clásica decoración donde pareciera que el edificio se ha mantenido ajeno al paso del tiempo.
Sin embargo, la librería pasó por un grave momento económico que casi la hace desaparecer. Bueno, hasta que Harry Potter apareció. Esto porque en la primera película de la saga del joven mago, donde se replicó la librería pero aunque se piense que sí, no se grabaron escenas ahí. Por eso comenzaron a subir no sólo las visitas sino también las ventas. Por lo que se convirtió en un espacio turístico.
Hoy, Lello e Irmão tiene cerca de 4.000 visitantes al día, en los que vende en promedio 1.200 libros. Es tanta la demanda, que incluso cobra 5 euros para entrar, que se te abonan para una compra que hagas en el local. La magia es capaz de todo, hasta de traer dinero.
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