Hay canciones que emocionan, a tal punto de que nos sacan lágrimas, risas, provocan un nudo en la garganta o te ponen la piel de gallina.
Sin embargo, no todas las personas experimentan este tipo de respuestas físicas al escuchar música. Es algo que le sucede solo a algunos y la ciencia explica qué hace la diferencia.
Matthey Sachs, un ex estudiante de Harvard, intentó explicar qué factores gatillan este tipo de respuestas ante la escucha y la conclusión fue básicamente, que aquellos que experimentaron sensaciones, tanto físicas como emocionales con la música, tenían estructuras cerebrales distintas a las personas que no reportaron cambios.
¿La razón? Tienden a tener un volumen más denso de fibras que conectan su corteza auditiva con las áreas encargadas de procesar las emociones.
El hallazgo fue publicado por Oxford Academics, y explicó a Neuroscience:
"La idea de que haya mayor cantidad de fibras y un aumento en la eficiencia entre estas dos areas, significa que eres más eficiente procesando ambas áreas".
¿Música para curar la depresión?
Esta investigación se pretende utilizar como punto de partida para descubrimientos mayores:
"La depresión causa la incapacidad de experimentar el placer de las cosas cotidianas", explicó Matthew Sachs y agregó que de obtener resultados positivos en la siguiente fase que persigue dar con tratamientos para trastornos psicológicos, "se podrías usar música con un terapeuta para explorar sentimientos".
Algo aún en estudio, pero abre una esperanza para la psicología.
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