En una reciente entrevista a la revista People, el actor de 57 años, Michael J. Fox, reveló el duro momento que vivió cuando en 1991 le diagnosticaron el mal de Parkinson.
En un primero momento el actor, que en ese entonces tenía 30 años, se refugió en el alcohol y su estado era tan deplorable que escondía las botellas para que su mujer, la actriz Tracy Pollan, no las encontrara, según recoge el sitio ABC.
"Después de un año bebiendo, me cansé y decidí ir a terapia", dijo el actor que reconoció que se dio cuenta del daño que le estaba haciendo a su familia.
Desde que decidió pedir ayuda, "mi matrimonio mejoró y mi carrera despegó de nuevo", señaló el actor. Agrega que desde que le diagnosticaron la enfermedad se propuso trabajar solo en cosas que que le gustaran. "Algo que no creo que hubiera hecho de estar sano porque había demasiado ego", dice.
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