¿Tus mejillas se ponen coloradas ante la más mínima pizca de vergüenza?, o peor aún... ¿eres de aquellas personas que se sonrojan sin una causa aparente?
Si asentiste ante estas dos preguntas, ¡hay buenas noticias para ti!
Un reciente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology, señala que las personas que se quedan con la cara roja al sentirse avergonzadas, son consideradas más confiables por su entorno y así mismo, está comprobado que son más generosas.
Para el estudio, un grupo de científicos experimentó con 60 estudiantes, a los que sometieron a situaciones bochornosas, como confundir a una mujer obesa con una embarazada, o eruptar en público.
Todo esto, con el propósito de saber si sentían vergüenza y hasta qué punto y tras hacerlos participar en un juego muy simple de economía experimental que mide los niveles de altruismo (“Juego del Dictador”), se concluyó que los que con más frecuencia se sonrojaban en las pruebas tendían a ser más generosos.
Otros experimentos revelaron que si una persona se muestra pudorosa cuando se le felicita o halaga por algo que ha hecho bien, su entorno es más propenso a confiar en él o ella.
“La vergüenza es un componente emocional que forma parte del ‘adhesivo social’ que promueve la honestidad y la cooperación en la vida cotidiana”, concluye Rob Willer, coautor del estudio.
¿La explicación tras las mejillas rojas?
"La cara se sonroja en un momento de vergüenza porque el organismo desprende adrenalina y esta sustancia provoca ese enrojecimiento en la piel", explica el estudio y agregan que se trata de un proceso involuntario, accionado por el sistema nervioso simpático.
Además del rostro rojo, estos momentos se acompañan por aceleración de la respiración, aumento de los latidos cardíacos y aumenta la producción de sudor.
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