Un nuevo reportaje de The New Yorker detalló los métodos que el productor Harvey Weinstein ocupó durante décadas para callar a las víctimas de sus acosos y abusos sexuales.
Dentro de su red de protección, el co-fundador de Miramax contrató a agencias de inteligencia para hacer investigaciones de sus víctimas y de los periodistas que lo investigaban.
Según reporta aquel medio, serían dos las principales fuentes de personal para Weinstein: Kroll, agencia de inteligencia de alcance mundial, y Black Cube, la que está conformada por ex miembros del servicio de inteligencia de Israel, el Mossad.
Dos agentes de esta última empresa se hicieron pasar por miembros de la ONG Derechos de las Mujeres para hablar con Rose McGowan, una de sus denunciantes, para saber qué le había dicho a la prensa.
Estos mismos también se hicieron pasar por víctimas de Weinstein para manejar la información que tenía la prensa y los nombres de otras posibles denunciantes.
Incluso se puso en contacto con una tercera empresa con solo un fin: Desacreditar a McGowan y otras mujeres que fueron acosadas y abusadas por él, sobre quienes investigaron lo más posible con el fin de extorcionarlas y restarles credibilidad a su imagen.
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