Parecía tener el plan perfecto pero no resultó como esperaba. Lawrence John Ripple se convirtió en el protagonista de una peculiar historia, pero no por el crimen que cometió, sino por las razones y el resultado que tuvieron sus acciones.
El estadounidense robó un banco en Kansas, con el objetivo de ir a la cárcel y de esta manera no ver más a su esposa. Sin embargo, el plan no salió como esperaba, ya que el juez le dio una condena que resultó mucho peor, consigna el periódico Daily Mail.
Ripple llegó a la sucursal bancaria y le dijo a cajero: "Tengo un arma, dame el dinero". El empleado le entregó unos 3.000 dólares y el asaltante se retiró. Luego se dirigió a la estación de Policía para que lo arrestaran: "Soy el hombre que están buscando", le dijo al primer efectivo que vio.
El hombre esperaba una condena de muchos años, pero su abogado y los fiscales federales pidieron clemencia, por lo que solo recibió una sentencia de seis meses de arresto domiciliario, tres años de libertad vigilada y 50 horas de trabajo comunitario. Es decir, tuvo que seguir viendo a su mujer, mucho más que antes, justamente lo que quería evitar.