Cuando hablamos de trabajo generalmente no resulta un tema agradable. Es sabido que en Latinoamérica existen muchas personas que ejercen labores sin ánimo y por obligación. Las necesidades económicas personales o familiares nos 'invitan' a dedicar nuestros esfuerzos a generar recursos como sea, incluso en labores aburridas o sin grandes novedades.
El desganado trabajo de algunos se traduce en despidos. No es sorpresa que en el continente algunas empresas inescrupulosas y con poco sentido social decidan 'reducir su personal' para recuperar las pérdidas por políticas y/o decisiones erróneas.
Seguramente en Japón deben ocurrir situaciones similares con algunos ciudadanos. Sin embargo, generalmente el panorama laboral es distinto. A diferencia de Latinoamérica, las compañías dedican sus esfuerzos para mantener a sus empleados. Por políticas gubernamentales, las compañías deben evitar el despido de sus trabajadores generando empleos permanentes. Interesante, ¿no crees?
De todas formas, no todo es color de rosa. Últimamente se ha conocido la existencia de las llamadas 'salas del destierro'. En ellas son incluidos empleados que ya no realizan una labor relevante en la compañía y que deberían ser despedidos. ¿Cómo es éso?
Un caso comentado en Gizmodo es el de Shusaku Tani, un empleado de 51 años en una planta de Sony. Cada día y durante más de dos años, el hombre arribaba a una sala pequeña, ocupaba un asiento y se pasaba el tiempo leyendo periódicos, navegando por la red o leyendo libros de texto recordando su época de estudiante. Cuando llegaba el momento de la salida, Tani archivaba un informe sobre sus actividades y regresaba a casa.
Tani acumulaba 32 años en su puesto hasta que Sony eliminó su posición, un trabajo que en otros tiempos consistía en producir cintas para videos y cassettes. El hombre rechazó la idea de jubilarse y se mantuvo firme en su postura de seguir en la empresa. Así que Sony decidió enviarlo a "la sala", espacio donde comparte con otros 40 trabajadores en una situación similar.
La extraña manera de evitar despidos o definitivamente generar el desgaste de los trabajadores para generar una renuncia, lo explica el períodico nipón Japan Daily:
"Básicamente, las salas de destierro son departamentos donde las empresas transfieren a los empleados sobrantes y les dan tareas insignificantes, inútiles o incluso sin nada que hacer hasta que se deprimen o se desalientan lo suficiente como para renunciar, por lo que no reciben todos los beneficios.
Imagínese tener que mirar fijamente un monitor de la TV durante 10 horas cada día para buscar 'irregularidades en los programas'. Por supuesto, las compañías no admitirían hacer esto, y en lugar de ello crearán títulos genéricos (o incluso creativos) para el trabajo como 'Centro de Desarrollo de Negocios y Recursos Humanos' o 'equipo de desarrollo profesional'.
Y no son pequeñas empresas las que están haciendo esto, sino grandes como Hitachi Ltd., Sony Corp., Toshiba Corp., Seiko Instruments Inc., una filial de NEC Corp. y dos filiales de Panasonic Corp", señala el artículo.