La imagen de Jesús ha provocado millones de discusiones. Y es que el carácter divino que le entrega el cristianismo es resaltado por sus fervientes seguidores, mientras que los incrédulos cuestionan los milagros del 'Salvador'.
Alrededor de la imagen de Jesús las conjeturas no paran. Los miles de años que nos separan de aquel momento que los cristianos señalan como su nacimiento, nos obligan a buscar distintas historias o añejas pruebas para averiguar respecto a los hechos ocurridos.
En esta ocasión, y según lo planteado en la web de Marisol Román, una historiadora del arte, la interrogante se basa en un supuesto hermano gemelo de Jesús. Todo comienza con la obra "Los tres niños santos", de Bernardino De Conti, quien se inspiró en una de las pinturas de Leonardo Da Vinci, "La Virgen de las Rocas". En su obra, De Conti utilizó la figura de los niños de Leonardo, Jesús y San Juan Bautista; además de acercar las figuras y reemplazar la figura de la Virgen por un tercer niño.
De acuerdo a esta tradición del siglo I, el apóstol San Judas Tomás era físicamente idéntico a Jesús. Tomás significa "gemelo" en el lenguaje sirio. El niño que observamos en el centro de la pintura y que es mayor en edad, sería San Juan; el de la derecha sería Jesús; y el de la izquierda sería el "gemelo" Judas Tomás.
Desde esa perspectiva, Judas Tomás es llamado en varias ocasiones 'el mellizo', aunque no se aclara de quien era el mellizo. Por ello existen hipótesis que lo vinculan como hermano gemelo de Jesús, así como las interpretaciones de sus rasgos físicos parecidos a los de Jesús.
El otro gemelo, que descendía del profeta Natán, podría ser el hijo de otras dos personas llamadas también José y María. De acuerdo con esta supuesta tradición, ambos niños nacieron en el mismo momento y coincidieron cuando sus respectivas familias los presentaron en el templo. Es ahí en el templo cuando se habrían fundido en uno solo para convertirse en un ser sobrenatural.
La otra hipótesis del filósofo austríaco, Steiner, el plan cósmico necesitaba dos protagonistas, dos niños diferentes, de distinto karma y linaje, que en un momento determinado se difundiría místicamente en un solo hombre-Dios. Esta sería la unión del hombre Jesús con el espíritu crístico en Jesucristo.