Katherine Martinko es escritora en el sitio web TreeHugger, especializado en temas relacionados con el cuidado del medio ambiente. Hace un año y medio, su editor le propuso hacer el reto de dejar de usar champú durante un mes para comprobar qué efectos tendría en el cabello, y luego publicar un artículo sobre su experiencia:
"Sólo acepté porque era enero y pensé que podría usar un sombrero todo el tiempo si las cosas se ponían muy mal".
Realizó el desafío al mismo tiempo que su compañera escritora Margaret Badore, quien dejó por completo de utilizar champú; mientras que ella lo reemplazó por una mezcla de bicarbonato de sodio con vinagre de sidra de manzana. Así fue como compararon los resultados al final de mes.
Margaret no quedó para nada conforme con lo sucedido con su pelo tras lavarlo sólo con agua, porque el cambio fue demasiado drástico y nunca se adaptó a la falta de este producto. Pero a Katherine le encantó cómo lucía su cabello y continuó con esta misma práctica.
"Durante los últimos 18 meses, he seguido usando el bicarbonato de sodio y el vinagre de sidra de manzana como mi procedimiento estándar para lavar el cabello, y yo diría que ha mejorado con el tiempo. Sólo cuando viajé a Brasil por 10 semanas volví a usar champú, en parte porque tenía curiosidad de comparar lo que ocurriría después de dejarlo por tanto tiempo, y porque era más fácil viajar con champú en mi maleta que con una caja de un misterioso polvo blanco y un jarro de apestoso vinagre".
Sin embargo, el uso del champú hizo que su cabello se volviera más rebelde para peinarlo y con frizz, además de aumentar la grasitud, por lo que debía lavárselo cada dos o tres días. Al regresar a su casa en Canadá, Katherine volvió a dejar el champú y a aplicarse la mezcla natural, y de inmediato notó los cambios:
"Debido a que el bicarbonato de sodio absorbe el exceso de aceite, el pelo no es despojado de sus aceites naturales al lavarlo, y no se siente seco y rizado. El vinagre de sidra de manzana lo deja más sedoso, más suave y más dócil, y generalmente más manejable".
Según su experiencia, al cuarto día el cabello comienza a ponerse más brillante y para quitar ese efecto, se aplica maicena perfumada con unas gotas de aceite esencial de lavanda. Sólo al quinto o sexto día se lo lava.
Además de los beneficios que ha traído este cambio para su cabello, Katherine ha notado cómo sus gastos en este ítem han disminuido, ya que estos ingredientes son mucho más baratos que el champú, y sus residuos no provocan daños al medio ambiente, porque los almacena en cajas de cartón y frascos de vidrio, en lugar de botellas de plástico.
Ésta es la receta del champú natural que fabricó Katherine:
- Utiliza una o dos cucharadas de bicarbonato de sodio, dependiendo de la longitud del cabello.
- Disuelve el bicarbonato en un jarro de agua de 500 ml. (una taza por cada cucharada de bicarbonato) y lo viertes sobre tu cabeza, esparciéndolo todo en el cuero cabelludo y masajeas el pelo hasta las puntas.
- Enjuagas y haces lo mismo con el vinagre de sidra de manzana, disuelves una o dos cucharadas en agua tibia, lo viertes sobre tu cabeza para acondicionar y lo enjuagas casi de inmediato.