Es algo común y a todos les ha ocurrido alguna vez. Cuando hemos estado en alguna posición por mucho tiempo, al movernos sentimos una desagradable sensación de hormigueo. Ahí nos percatamos que se nos ha "dormido" una de nuestras extremidades.
Lo que muchos piensan es que esta sensación ocurre debido a que se ha interrumpido la circulación correcta de la sangre debido a la compresión de alguna arteria. Pero lo cierto es que esto no es verdad.
Cuando un brazo o pierna se "duerme", lo que de verdad ocurre es que por un largo periodo de tiempo se ha presionado algún nervio, lo que provoca que se pierda la sensibilidad en esa extremidad.
Stephen Vernino, profesor de neurología de la Universidad de Texas compara lo que ocurre con el nervio con una manguera. Retorcer la manguera o aplastarla puede hacer que el agua no circule. Esto mismo ocurre con la sensibilidad cuando se aplasta por mucho tiempo un nervio.
De esta forma los nervios no logran transmitir los impulsos electroquímicos al cerebro para darle las instrucciones y la información necesaria. De esta forma, el cerebro no "reconoce" esa parte del cuerpo, por lo que da la sensación de que está dormido, según señala el sitio Vix.com.
¿Y qué es esa desagradable sensación de hormigueo?
Aunque no es muy agradable, es un buen síntoma ya que quiere decir que el nervio ha dejado de ser presionado y que está volviendo a su estado normal. Es lo que se conoce como parestesia, lo que la ciencia define como "la sensación anormal de los sentidos que se traduce en una sensación de hormigueo, adormecimiento".