El 18 de junio de 2016, Donald Trump vivió probablemente uno de los momentos más escalofriantes de su vida, luego de que intentaran asesinarlo durante un mitín que tuvo en Las Vegas.
El responsable del ataque fue el británico Michael Sandford, quien fue detenido en ese entonces y casi un año del incidente reveló las razones de su actuar.
Todo comenzó cuando Sandford se mudó de su país de origen a Estados Unidos en 2015, para así estar más cerca de su novia Lauren. Pero no todo fue positivo, puesto que sufrió el deterioro de su salud mental, cuyo diagnóstico es un trastorno obsesivo compulsivo y síndrome de Asperger.
Así fue como comenzó a sufrir alucinaciones y escuchar voces en su cabeza, las que replicaban los argumentos anti-Trump que había escuchado de sus cercanos.
"Dijeron que había que parar a Trump, que iba a destruir el país, pero fueron las voces en mi cabeza las que me dijeron que lo matara (…) Venían de tiempo atrás y se hicieron cada vez más fuertes y más frecuentes. En un momento dado me gritaban. Entonces un día vi que iba a hablar en Las Vegas y decidí ir hasta allá y hacer algo por mi parte", confesó el británico a The Sun.
Una vez llegó a la ciudad estadounidense, Sandford ensayó cuidadosamente el asesinato: el día anterior al mitín se desplazó a un campo de tiro para practicar con la pista Glock 17, un modelo utilizado por las fuerzas de seguridad que actualmente acompañan al mandatario. "Las voces me decía que necesitaba practicar antes de intentar matar a Trump", detalló.
Tras esto, el hombre hizo cola durante nueve horas para conseguir un buen asiento. "Fuimos revisados por el servicio secreto y me senté cerca del frente. Veía donde estaba la policía. Cuando Trump subió al escenario me acerqué a un oficial para preguntar si podía conseguir un autógrafo", relató.
"Estaba a unos seis metros de Trump. Había una sola fila de asientos entre él y yo. Me agaché para intentar sacar la pistola del oficial, pero se atascó en la funda y me empujó al suelo. Entonces el servicio secreto me detuvo", agregó.
Tras el fracaso, su "lado loco" –tal como lo llama- se enojó por haber fracasado, mientras que su parte racional estaba muy contenta de que nadie resultara herido, más cuando por unos segundos tuvo el temor de que iba a morir.
Actualmente, Sanford ha regresado con su familia al condado británico de Surrey tras pasar un año en la cárcel, la cual no fue del todo agradable. "Permanecía encerrado en mi celda la mayor parte del tiempo. No podía dormir y no comía. Estaba aterrado, pero me dieron un medicamento que me hizo sentirme como mi viejo yo", comentó.
Respecto al presidente que intentó asesinar, el joven dejó en claro que no es de su agrado, pero está consciencia que "el desacuerdo político debe ser tratado pacíficamente", concluyó.