Más allá de los heroicos viajes espaciales, la vida de un astronauta en el espacio resulta ser muy indigna. No sólo tienen que usar pañales para adultos o embudos para orinar, sino que también sufrían de incómodas caídas que quedaron expuestas para que todo el mundo las viera.
Uno de estos episodios fue protagonizado por el astronauta Jack Schmitt en 1972, en la misión Apolo 17 de la NASA, quien cae aparentemente en cámara lenta, tras intentar recoger una bolsa que contenía muestras de la superficie lunar.
Los controladores de la misión en Houston pasaron horas analizando las imágenes para averiguar porqué los astronautas perdieron el equilibrio en innumerables oportunidades y cuáles fueron sus técnicas para volver a ponerse de pie.
Más de cuarenta años después, nuevos experimentos han ayudado a encontrar una explicación, revelando que existen condiciones del cuerpo humano que fuera de nuestro planeta debe luchar para mantenerse en posición vertical.
Según el estudio, los seres humanos necesitan del 15% del nivel de gravedad encontrado en la Tierra para equilibrarse, mientras que la Luna posee un nivel de gravedad del 17%, lo que no es suficiente para que las personas se mantengan en pie.
Desde esa época nadie ha vuelto a la Luna, pero los científicos de la Agencia Espacial Europea han logrado simular el ambiente gravitatorio que existe en el satélite natural y así conocer el comportamiento del cuerpo en diferentes niveles de gravedad.
En el experimento participaron cinco hombres y cinco mujeres, quienes se acostaron en una plataforma centrífuga con los pies apartados del centro y dependiendo de la velocidad con que giraban, iban sintiendo niveles de gravedad desde 0 a 1g.
Los participantes debía realizar un ejercicio de percepción mientras giraban, la que consistía en distinguir una letra escrita en una pantalla, la cual podría ser un "d" o una "p", lo que reveló que al alcanzar 0.15g la gravedad comienza a influir en los sentidos.
Así lo explicó Laurence Harris, de la Universidad de York en Canadá, quien fue el líder del estudio, en Space.com:
"En un campo gravitatorio bajo, tal como el de la Luna, tendrás una estimación poco fiable de lo que dice la gravedad. Es realmente importante que entendamos nuestros sistemas sensoriales antes de entrar en ambientes extremos".
Los astronautas desorientados no se arriesgan a volcarse, porque pueden presionar un interruptor de manera equivocada durante una emergencia o errar acerca del comportamiento de un objeto cuando cae o se lanza.
Es por eso que los tripulantes del Apolo 17 informaron que tuvieron serios problemas para conducir los vehículos extraterrestres, debido a que no podían estimar la inclinación del terreno lunar.
Harris indicó que el hallazgo sugiere que los ingenieros que construyen estos vehículos exploradores debieran incluir un instrumento que oriente a los astronautas, quienes en esas circunstancias son incapaces de confiar en sus propios sentidos.