Hay historias terribles que por suerte tienen finales felices. Por lo general estos relatos demuestran el grado de inhumanidad que está presente en algunos actos y la falta de empatía que pueden tener algunas personas hacia otros seres.
Así lo demuestra la siguiente historia, que se dio a conocer gracias a un correo electrónico anónimo que permitió descubrir una horrible realidad, en una localidad de Tailandia. Las imágenes que acompañan la nota son fuertes y pueden afectar a personas sensibles.
A fines de marzo, los trabajadores de la Fundación Amigos de la Vida Salvaje de Tailandia (Wildlife Friends Foundation Thailand) recibieron un mail que tenía una información que de inmediato les llamó la atención: una fotografía y una dirección.
En este mensaje se alertaba de que en cierta calle de Bangkok estaba encerrado un pequeño macaco en un agujero diminuto. El pobre simio vivía en unas condiciones deplorables y no llevaba poco tiempo en esta situación, consigna La Voz del Muro.
Al llegar al lugar se encontraron con Joe, el pequeño macaco, encerrado en una especie de jaula creada entre 2 casas. La pequeña cárcel tenia unas medidas diminutas, y Joe no tenía ningún pocillo para comida ni agua, y se encontraba rodeado de excrementos y basura.
Al ser un barrio pequeño no tardaron en encontrar a su dueño. El hombre dijo que quiso donar el macaco al zoológico pero estos le pedían 100 dólares para cubrir los cuidados médicos. Al no disponer de ese dinero decidió encerrarlo en aquel cubículo. Esto sucedió en 1991, y desde entonces Joe sobrevivió gracias a los alimentos y agua que la gente que vive cerca le fue dando.
Tras 25 años de encierro, los integrantes de la fundación libraron al macaco, lo llevaron hasta el refugio y comenzaron a aplicarle un tratamiento para que se recupere. Ahora disfruta de un espacio mucho más cómodo, tiene comida y agua fresca.
Una historia terrible, pero que tuvo un final feliz para Joe.