Estados Unidos no pudo hacer lo que la naturaleza sí hizo 90 años después de su nacimiento: Ver a Fidel Castro, muerto.
Aunque suene increíble, los diferentes gobiernos estadounidenses intentaron asesinar a Castro en 638 ocasiones. ¿Cómo? La CIA creó un programa llamado "Operación ZRRIFLE", un complot para asesinarlo y que fue reconocido mediante la liberación de documentos desclasificados en 2007, conocidos como las "Joyas de la familia".
Estos intentos de magnicidio fueron recreados en "638 Ways to Kill Castro" ("638 maneras de asesinar a Castro"), un documental dirigido por el cineasta Dollan Cannell y estrenado en noviembre de ese año en la televisión británica, afirma La Nación.
Según la película, estos intentos fueron llevados a cabo por ocho gobiernos norteamericanos:
38 veces durante la presidencia de Dwight Eisenhower (1953-61)
42 bajo el mandato de John Kennedy (1961-63)
72 con Lyndon Johnson (1963-69)
184 con Richard Nixon (1969-74)
64 con James Carter (1977-81)
197 con Ronald Reagan (1981-89)
16 con George Bush padre (1989-93)
21 con Bill Clinton (1993-2001)
El único que no forma parte de este período es Gerald Ford, quien entre agosto de 1974 y enero de 1977 completó el segundo mandato de Nixon tras la renuncia por el escándalo Watergate.
Algunas de las maneras con las que intentaron deshacerse de Castro fue con cianuro, pero se dice que al camarero le faltó coraje para echárselo al batido de chocolate que tomaba en el Hotel Habana Libre.
Marita Lorenz, fue una de las amantes del líder cubano. Fue reclutada por la CIA y enviada a La Habana con cápsulas de veneno. "¿Has venido a matarme?", le preguntó Castro. Y, ante la respuesta afirmativa, le extendió su pistola, que la joven no se atrevió a disparar.
Otra de las maneras con las que se intentó asesinar a Castro fue infiltrando veneno o poniendo explosivos en ellos. Él era un aficionado a los puros, hasta que los dejó a mediados de los 80. Aunque muchas veces se le vio con alguno de ellos en la boca, pero apagado.
También estuvieron las ideas de envenenar su traje de buceo, rellenar moluscos con explosivos, balearlo con una falsa cámara fotográfica, atacarlo con un bolígrafo convertido en cerbatana o, incluso, dispararle con una bazuca mientras hablaba en público.
En fin, formas hubo muchas, pero lo que está claro es que en más de 50 años, Estados Unidos nunca logró deshacerse del líder cubano.
