Cuando estudiamos geografía lo primero que nos enseñan son los puntos cardinales. El norte, el sur, el este y el oeste son fundamentales para ubicarnos en un mapa. Así, es común asociar el norte a la parte de arriba de los planos, pero no por eso razonable.
El primer mapa fue encontrado hace 14.000 años en la pared de una cueva, pero sólo hace algunos siglos el norte comenzó a considerarse como el techo del planeta
La publicación de la BBC aglutinó opiniones de especialistas, como la de Jerry Brotton, historiador de la Universidad Queen Mary en Londres especializado en mapas, quien señala que "el norte fue rara vez colocado en el tope, por el simple hecho que de ahí es donde viene la oscuridad. El oeste tampoco fue una elección, porque por ahí desaparecía el sol", explica
Brotton dice que aun cuando ya tenían brújulas en esa época, no existe una razón sólida para que el norte esté en la parte de arriba de los mapas. Las primeras brújulas hechas en China estaban diseñadas para apuntar hacia el sur, que entonces era considerado más deseable que el oscuro norte.
"En la cultura china el emperador mira hacia el sur, porque de ahí es donde viene el viento, por eso es una buena dirección. El norte no es muy bueno, pero te encuentras en una posición de subordinación hacia el emperador, así que tienes que mirarlo", explica Brotton.
Las discrepancias aparecen a la hora de hablar de los mapas según religiones o creencias. Por ejemplo, en el antiguo Egipto el tope era colocado en el este, porque de ahí salía el sol. Por otro lado, las primeras versiones de los mapas islámicos le daban preponderancia al sur, porque la mayoría de las culturas musulmanas se encontraban al norte de La Meca, por lo que se imaginaban mirando hacia el sur. Mientras los mapas hechos por cristianos en la misma era (llamados mapamundis) situaron el este en el tope, apuntando hacia el Jardín del Edén, con Jerusalén en el centro.
Desde esa perspectiva, pareciera que el mapa del mundo de Gerardus Mercator, de 1569, fue casi seguramente el momento cumbre cuando comenzaron a dibujarse los mapas con el norte arriba:
"Mercator proyectó los polos hacia el infinito. Según su descripción, ese detalle no importaba porque en esa época no estaban interesados en navegar hacia ellos. El norte quedó arriba, pero nadie quería ir hacia allá", señala el investigador.
Ahora, cuando comienzas a mirar a la Tierra desde el espacio te das cuenta que la idea de colocar un punto específico como tope carece de todo sentido. Daniel Mortlock, astrofísico del Colegio Imperial de Londres, señala que esto es verdad en una escala muy pequeña comparada con la vastedad del universo: "hasta donde los astrónomos sabemos, realmente no existe un 'arriba' o 'abajo' en el espacio", advierte.
Así que la respuesta a la pregunta sobre cuál es la parte de arriba de la Tierra es muy sencilla: en ningún lado en particular, y sólo la superioridad cultural en la historia ha establecido que el norte es el techo del planeta.
Fotos: Shutterstock