Esta historia deja en evidencia que tener buenas intenciones no siempre asegura un resultado positivo. Y por el contrario, aunque haya mucho esmero y buena fe, puede que finalmente sea un fiasco, como sucedió una la iglesia católica de Ste. Anne des Pins de Sudbury, en Canadá.
Sucede que durante casi una década, la estatua de piedra blanca ha permanecido fuera de la iglesia de Ste. Anne des Pins, pero desde que se colocó en el lugar ha sido víctima de varios casos de vandalismo, y en la última ocasión hicieron rodar la cabeza del niño Jesús por el suelo.
La imagen religiosa estuvo varios meses destrozada, hasta que el padre Gérard Lajeunesse decidió que había que arreglarla. El cura pidió presupuestos a varios escultores de la zona, pero los artesanos le pedían nada menos que 10.500 dólares canadienses por esculpir una nueva cabeza para Jesús. Un precio demasiado alto para la iglesia, y en ese afán de ahorrar, estuvo el problema.
Fue así que hasta la puerta de la iglesia llegó la artista Heather Wise, quien vio el desastre en que estaba convertida la estatua y quiso dar una mano. “Me dije a mí misma, soy una artista, me gustaría poder solucionarlo”, explicó al diario local Sudbury.
La artista había aprendido a esculpir durante sus años universitarios pero nunca había trabajado con piedra antes. Sin embargo, este pequeño detalle no fue un impedimento para que esta mujer se pusiera manos a la obra. Y por fin, hace unas semanas, el Niño Jesús volvió a tener cabeza.
El problema es que el resultado es mu poco ortodoxo, pues la cara del Niño Jesús en arcilla recuerda más a una especie de demonio, o algunos dicen que a Lisa Simpson, más que al infante Jesucristo. Ahora el cura de la iglesia dijo que reunirán fondos para contratar a un escultor experto que pueda devolverle su verdadero rostro al Niño Jesús.
En cuanto a la artista, el religioso dijo que no hay que juzgarla, pues lo hizo con la mejor de las intenciones.
Fotos: Twitter.