Como decimos en la 94.1, el dinero no hace la felicidad, pero compra entradas a conciertos. Y parece que eso tendría asidero científico.
Porque investigadores de la Universidad Deakin de Victoria, en Australia, investigó a 1.000 personas y concluyeron que los que asistieron a cualquier tipo de experiencia musical masiva, desde un gran megaconcierto a solo ir a bailar, reportaron altos niveles de satisfacción en su vida.
El estudio también encontró específicamente que el aspecto comunitario era la parte más importante, debido a que el solo ejercicio de escuchar música regularmente en vivo por si sola no causó el mismo efecto.
Y la otra conclusión extraña es que estos efectos no se repetirían entre las personas que hacen música. De hecho, tienden a vivir una vida mucho más corta.
Encuentra el estudio, acá:
If you're happy and you know it: Music engagement and subjective wellbeing