Pasa que investigadores de la Universidad de Duke evidenciaron que la exposición crónica al aire contaminado, podría aumentar el riesgo de ser obeso. La investigación se hizo con ratas embarazadas, que vivieron con aire sucio de Beijing, y otras con aire limpio.
Aquellas que respiraron el aire de la capital China, lo pasaron mal: les subió el colesterol, sus índices de inflamación pulmonar y hepática aumentaron, y más encima, se les detectó mayores niveles de insulinoresistencia. Las ratas también engordaron, a pesar de que siguieron la misma dieta que las que respiraban aire limpio.
Por lo mismo, la conclusión es que la exposición a largo plazo a ambientes contaminados, puede incidir en disfunciones metabólicas y en inflamaciones, subiendo el peso de los afectados.
De acuerdo a uno de los investigadores, Jim Zhang, “Dado que las inflamaciones crónicas son un factor para gatillar la obesidad, y considerando que algunas enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad están estrechamente relacionadas, nuestros hallazgos entregan evidencia clara de que la exposición crónica a la contaminación del aire aumenta los riesgos de desarrollar obesidad”.