Si hay a alguien a quien echarle la culpa sobre la debacle de la forma tradicional de venta de música, ese suele ser Spotify, la plataforma más grande de música en streaming por estos días.
Pues bien, parece que tendrán que buscarse otro chivo expiatorio, porque una investigación del economista Joel Waldfogel de la Universidad de Minnesota y Luis Aguiar del Instituto de Perspectivas Tecnológicas de Sevilla, España, asegura que Spotify no tendría mayores efectos negativos en la industria de la música y su existencia no sería determinante para el declive de sus cifras desde unos años hasta hoy.
Los investigadores vieron los datos de los países donde Spotify registró un aumento sostenido entre 2013 y 2015 y los comparó con la fecha de los lugares donde no lo hicieron. Lo que encontraron fue, por una parte, que los servicios de streaming parecieran estar disminuyendo la piratería: más personas están recurriendo a estas plataformas en vez de bajarse un disco. Pero eso sí, también tiene un impacto negativo en las ventas de singles porque la gente escucha una canción varias veces en vez de comprarla.
Así, menos personas están comprando canciones, pero más están optando por un servicio que presta la misma industria, y la ganancia neta parece ser la misma. Aguiar y Waldfogel dicen que aproximadamente, la venta de un single equivale a 137 reproducciones en Spotify: "Teniendo en cuenta los ingresos de la industria actual por un track ($ 0.82 por venta) y el pago promedio recibido por cada stream ($ 0.007) (...) nuestras estimaciones de desplazamiento de venta muestran que las pérdidas están más o menos compensadas por las ganancias en ingresos por streaming. En otras palabras, nuestro análisis muestra que la transmisión interactiva parece ser neutral para los ingresos de la industria de la música grabada ".