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Música y manipulación. ¿Es posible?

Equipo Rock&Pop |

Cuando hablamos del poder de la música, casi siempre nos referimos a lo positivo: su capacidad de estimular, motivar, o calmar nuestras almas. Eso sí, el poder es mucho mayor.
Por ejemplo, puede ser una herramienta eficaz para manipular a la gente y que compre ciertos productos, o incluso votar por ciertos candidatos políticos. De hecho, en Finlandia, Marja-Liisa Haiko y Markku Kaustia de la Universidad Aalto, en Helsinki, realizaron un estudio con 23 adolescentes de entre 12 y 17 años de edad.
Antes del experimento principal, cada participante identificó cuatro de sus canciones favoritas, y cuatro canciones que les desagradaban particularmente. Los gustos variaron considerablemente: personajes como 50 Cent, Eminem, Rihanna aparecieron en las “listas” como favoritos para unos y como desagradables para otros.
Una semana después, cada niño regresó al laboratorio para jugar un juego en el que fueron instruidos “para aceptar o rechazar apuestas que ofrecían una probabilidad de 50-50 de ganar o perder dinero”. Por ejemplo, aceptar una apuesta marcada significaba que tenían una probabilidad del 50% de ganar , así como una probabilidad del 50% de perder. Los participantes tuvieron un total de cinco segundos para elegir si aceptar o no cada apuesta.
La música preferida de los adolescentes se puso de fondo durante 64 de las apuestas. Por el contrario, la música que no les gustaba se tocó durante otras 64 apuestas, mientras que 128 se realizaron en silencio.
Los investigadores dicen que, comparado con el silencio, el sonido de sus canciones favoritas aumentó la toma de riesgos, mientras que la música que les disgustaba disminuyó la toma de riesgos. 
Los investigadores señalan que ni la teoría económica estándar, ni “teorías psicológicas importantes en el estado de ánimo y la toma de riesgos”, explican estos resultados. Su explicación tentativa es que la música preferida aumenta la “utilidad marginal”, término económico que generalmente se define como “la satisfacción adicional a las ganancias de los consumidores de consumir una unidad más de un bien o servicio.”
En otras palabras, encontramos la idea de obtener dinero más placentera si estamos escuchando una canción que nos gusta, lo que nos hace más propensos a tomar un riesgo para saciar ese deseo.

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