“Déjense de joder, si mi canción fue un plagio inconsciente. la corte ya lo indicó de esa manera. ¿y saben que más? Voy a comprar la licencia de esa canción y toda su compañía dueña de sus derechos.”
Por 587 mil dólares George Harrison resolvió cortar por lo sano y cerrar definitivamente un problema que lo venía incomodando por casi 10 años. El parecido entre su canción MY SWEET LORD y HE’S SO FINE del trío vocal de chicas THE CHIFFONS era más que evidente.