En sus shows previos en esta gira sudamericana la prensa ya nos había advertido de su verborrea. Pelle, el vocal de The Hives con su español casi perfecto arengando al público y derrochando a gritos su discurso de maestro de ceremonias que a ratos desafiaba lo soportable. Sabía muy bien que uno de sus roles esa noche era dejar al publico muy arriba para lo que venía después. No se cansaba de preguntar por las bandas favoritas de la audiencia, si Iron Maiden o Black Sabbath para siempre terminar diciendo que The Hives eran la mejor de todas. Una actuación aparte que, por muy ruidosa que fue, el publico supo responder muy bien a lo que el cantante sueco les gritaba desde el escenario. Mal no le viene su sobrenombre “Howlin'”.
Afortunadamente la potencia de los temas de la banda compensaban a los menos pacientes. Un show carente de visuales y con solo el par de pantallas de cctv que alimentaban los costados. La energía se concentra en su vocalista quien en media hora ya hacia flamear una bandera y se dejaba abrazar por las primeras filas mientras desde arriba caían los primeros ole-ole.
Así fluyeron uno tras otro esos éxitos re-probados desde Come On! pasando por Walk Idiot Walk, Take Back The Toys, temas de un último disco que ya tiene 2 años y dejando para el final quizás lo más desenfrenado de la banda: Tick Tick Boom y Hate To Say I Told You So. Las guitarras de Vigilante y Niklas destaparon el techo de este garage gigante en el que se transformó el domo del Parque O’Higgins, un set frenético que no bajó nunca de intensidad.
Cuento aparte el personaje vestido de ninja/gimp/roadie que cada ciertos ratos se paseaba por el escenario recogiendo cosas que la gente les arrojaba como regalo a los Hives. Y si no estaba recogiendo baquetas o ayudando a cambiar de guitarras, agarraba un pandero y pasaba a ser un músico más. Tercera visita de la banda sueca a Chile y ya sabemos la razón: un público muy prendido y fiel que se paseaba con tanta autoridad con esas camisetas de The Hives entre tanta otra ropa A.M.
Excelente comienzo por parte de estos 5 nórdicos quienes en impecable trajes blancos (jamás han escatimado en elegancia) parecen no conocer limites al momento de dejarlo todo sobre el escenario.
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