Por Rocio Novoa V.
Fotos por Juan Pablo Quiroz
No se puede creer que una banda como Electrodomésticos haya cumplido 30 años. Si se hubiese podido sacar un promedio de edad de todos los que estuvimos la noche del jueves 31 de julio en ese enorme y precioso Teatro Municipal de Santiago, de seguro la cifra estaría bordeando las 3 décadas que tiene la banda liderada por Carlos Cabezas y Silvio Paredes. La variedad etaria y estilística del público que llega a verlos es más amplia que la que propone el prejuicio: los de antes y los de hoy en proporciones interesantes y bien lejos de la postal nostálgica, pasada a gladiolo, que se le suele imprimir a cualquier músico que hizo historia antes de los 2000.
Desde 1984 que la banda suena como si estuviera en otro tiempo y en otro espacio, siempre más vanguardista, adelantada y brillantemente evolucionada. La mística de la voz de Carlos Cabezas y la compañía implacable de Edita Rojas en la batería, Silvio Paredes en el bajo y el stick, y los cada vez más imprescindibles Valentín Trujillo y Angelo Pierattini en teclados, guitarras y apoyo de voz respectivamente, suenan enormes por el espacio, y también porque son partes de una orgánica en el sonido del grupo que sería imposible de desarrollar sin esa excelencia con la que ejecutaron cada una de las 20 canciones que recorrieron la historia Electrodoméstica.
Desde el principio, con “Parientes Del Mono”, una canción nueva aún no editada, se veía venir una noche superior. Da lo mismo si era un single o parte de la historia previa a “Se Caiga El Cielo”, disco que sacaron el 2013, que fue lanzado también en el Teatro Municipal y se ganó un justo lugar como uno de los mejores discos del año; cada canción era la prueba de que Cabezas y compañía siguen desplegando un capital escaso: nuestra cultura pop desde lo urbano, lo eterno e icónico.
En las micros ochenteras o en un Transantiago aún se puede escuchar una réplica de “Señores Pasajeros”, Yolanda Sultana sigue penando en los horóscopos y en el chovinismo de “Viva Chile” o, incluso, se captura esa ansiedad desesperadamente chilena por consumir en la más fresca “Fe De Carbón”. De hecho, fue inolvidable el momento donde la tristemente contingente “Yo La Quería” fue interpretada por el poeta Raúl Zurita. La crudeza del relato musicalizado precisa y magistralmente con su participación fue un momento altamente agradecido.
Faltaron un par de canciones que, a mi juicio, fueron clave para pavimentar la segunda vuelta de la banda con el disco “La Nueva Canción Chilena” del 2004. Ni “En Tu Mirar” ni “Has Sabido Sufrir”, dos hits radiales en la historia de la banda y que dicen mucho del espíritu-cultura pop que tienen los Electrodomésticos, no estuvieron presentes y dieron espacio a otros grandes momentos de ese disco como “Maldita” o “Hey Dad!”.
Pero el ejercicio de esa noche en el Municipal estuvo a la altura de la circunstancia: la banda no cae en la comodidad del revisionismo nostálgico, teniendo muchísimo material para hacerlo, así que opta por la celebración, la excelencia, la teatralidad, la oscuridad y los sonidos de la ciudad. Que sean muchos, muchos años más.
- Parientes Del Mono
- La Vida Fina
- Detrás Del Alma
- Envolibia
- Viva Chile
- Hey Dad
- Ligerezza
- Corazón
- La Fortuna
- Bello Atardecer
- Pez
- Señores Pasajeros
- No Me Digas
- El Calor
- Yo La Quería
- Maldita
- Frío Misterio
- Sólo Nombrar
- Fe De Carbón
- Se Caiga El Cielo