Daniel Greve, periodista y CEO de Emporio Creativo. Un tipo punzante y alocado. Un letrista disfrazado de coleccionista. "No me reconozco como un coleccionista de nada. Sin embargo, tiendo a coleccionar las cosas más idiotas como piedras", se explaya desde la pregunta número uno hasta el cierre de la entrevista.
Daniel habla de la música como la mayor fuente de curación emocional que tiene en la vida y en cada gramaje de UVA Magazine. Ha aprendido redefinir con nuevos instrumentos lo que la gastronomía prefiere componer en la placidez de una cocina. "Cuando llego a la música, cruzo por todos los formatos del mundo, incluso algunos los uso como trampolines. Por ejemplo, el MP3 es el canario que se mete en la mina de carbón. Lo uso para explorar. Tiendo a partir por el CD cuando es la pieza final. Sin embargo, uno siempre llega al vinilo. Te permite atesorar algo que no tiene otro formato", afirma.
Emporio Creativo y sus múltiples brazos son una orquesta doméstica; canciones y copas que albergan tanta inocencia como bocanadas de sabor, que rinden tributo a Rush, pasando por el Noma hasta llegar a los trazos de Totoy Zamudio. Colores y olores que buscan consuelo en el lado amable de la vida. "Mi papá murió hace un poco más de un mes, y la tornamesa la heredé de él. Y con ella, heredé un montón de discos. Mis recuerdos, y mi pasión por la música y la forma como me conecto con ella tiene que ver con mi papá. Él era un melómano perdido, tenía cientos de discos, casetes. Los fines de semana los recuerdo siempre, de José Luis Perales a Carmina Burana, pasando por The Wall de Pink Floyd. Ese disco es del 79´, y yo nací el 76´, por lo tanto, ya a los tres años escuchaba esos helicópteros, esas guaguas, trenes, y esos ruidos de The Wall. Y las recuerdo como si fuera ayer", explica nuestro penúltimo invitado.