El sábado fue el día clásico en Glastonbury. La lluvia a ratos no dio tregua y cuando se despejo el sol te clavo sin piedad. Mi jornada partió muy temprano, a las 9 ya estaba duchado y en la carpa de prensa, con un colega decidimos tomarnos un desayuno-almuerzo de pizza y Guinness. No es que uno sea un alcohólico, pero debo decir que tras no beber por casi 2 años, la Guinness ha sido la única cerveza que no me ha hecho mal y que además tiene la potencia calórica de 1 plato grande de un Full English breakfast. En el camino a la carpa-pub nos encontramos con Paolo Nuttini.
Un tipo bajito como yo y muy amable, me acerco para saludarlo y pedirle una entrevista, le cuento que en R&P le hemos ayudado bastante en la promoción de su nuevo disco, lo cual a él le pareció increíble pero lamentablemente no podía acceder a entrevistas sin la autorización de su manager. En todo caso, le pareció curioso y fascinante que en Chile su música este sonando en la radio. El Scottish accent en su máxima expresión.
En la fila para pagar hay una chica rubia que se pone detrás de mí, una mezcla de hippie-glam y con las gafas de Penny Lane de Almost Famous. De pronto veo a unos 4 o 5 fotógrafos apuntándome desde la puerta de la carpa, yo miro a mí alrededor y tardo en darme cuenta de la razón. La chica se da cuenta y como que en sus gestos veo el placer de ser perseguida por paparazzies. Le pregunto al tipo de la caja por que están fotografiando a esta cabra, con el vuelto en la mano el tipo me dice que ella es una ex del Príncipe Harry. Oh my God!
La bitácora de vuelo hoy me indica que desde la mitad del show de Lana del Rey debo mentalizarme a estar de punto fijo en el Pyramid Stage y tratar de llegar a la primera fila. O sea, desde las 4:30pm mas o menos debo meterme en la multitud hasta la medianoche. Glasto lo vale. Pero antes una vuelta por el The Other Stage y por el Official Merchandising y cumplir con los pedidos de provincia. Me encuentro a las Warpaint muy motivadas y dejándolo todo frente a unas 10 mil personas, son las 3 y media de la tarde. Sigo mi rumbo al Pyramid dando una vuelta por el G-Stage y algunos bares con dj’s en vivo. De pronto otra manifestación de la magia de este festival, bajándose de una oscura y sudorosa cabina de dj veo a Don Letts, el documentalista del punk rock (The Punk Rock Movie, 1978; Punk: Attitude (2005); Rock It To Rio, Franz Ferdinand (2006); ganador de Grammy con Westway To The World (2003); además músico de la banda Big Audio Dynamite junto al legendario The Clash Mick Jones. Obviamente me acerco, lo saludo, conversamos, compartimos una cerveza y hacemos una nota para #RPUK. Golazo.
Aun más motivado sigo mi ruta. La gente de radio me entenderá con lo que voy a contar ahora. Si John Peel estuviera vivo, hacerle una nota en un festival como Glastonbury sería un golazo memorable. Bueno, John Peel ya no está y hoy el número 1 en la radio a nivel mundial y en la promoción y difusión de bandas nuevas es Steve Lamaq de BBC 6 Music. Bueno, para ponerlo en un marco…
Ya esta el Pyramid a la vuelta de la esquina, me voy metiendo por el costado del escenario de Lana, quedo en el taco debajo de una de las pantallas laterales, pero la espera se pasa mejor apreciando su lindo vestido y tremenda figura de la estadounidense. Su show en vivo es casi perfecto, sin desajustes vocales ni técnicos, un repertorio de singles que suena como una sola canción interminable, como un dardo tranquilizador va hipnotizando a la masa del Pyramid Stage, unas 45 mil aprox. No hay tiempo para dialogo entre tema y tema. La música de Lana del Rey es como usar una frazada para apagar el fuego de alguien que está en llamas, cuando siento que una banda en este escenario o en cualquier escenario debe causar el efecto contrario. Esta artista definitivamente no es para espectáculos masivos en escenarios abiertos como este. Siento que mejor hubiese sido ver a Lana del Rey en un teatro con butacas y a media luz.
Son las 5 y media y llega mi primer gran objetivo, Robert Plant trae otra nube negra y algo de lluvia. Nos pasea por un repertorio único, con una sección acústica incluida y de paisajes tribales africanos. Como si la brújula Led Zeppelin estuviera todavía apretadita y en manos de quien nos ha demostrado que el heavy rock puede ser la conexión mágica a la world music. Asi pasa Whole Lotta Love por ejemplo, en una versión magistral e infinita ejecutada junto a ese combo de monstruos llamado The Sensational Space Shifters. Todo acaba con una sobria y algo más pop que la original Rock & Roll. Robert Plant se despide sin antes invitar a la gente a disfrutar de los shows que vienen tras él.
“One more song! One more song! One more song!” No hay tiempo para más. Lonely, lonely, lonely, lonely, lonely time.
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